miércoles, 11 de junio de 2008
DE GUIDO VON LIST A HEINRICH HIMMLER DEL ARMANENSCHAFT A LAS SS
El 5 de octubre de 1848 nació Guido Karl Anton List, casi veinticinco años antes de que H.P. Blavatsky fundara la Sociedad Teosófica que tanto influiría en la vida de este burgués medio vienés. Guido List, por curiosa coincidencia, se sintió atraído por el dibujo, la pintura y la arquitectura como aquel otro austriaco nacido medio siglo después que se llamaría Adolf Hitler.
Cuando apenas tenía catorce años, en plena pubertad, sufrió una experiencia que lo marcó para toda su vida: las catacumbas de la Catedral de San Esteban le produjeron tal impresión que juró consagrar su vida a la rehabilitación de la fe pagana; creyó percibir que antes de que aquellas catacumbas estuvieran consagradas a Cristo, lo habían estado a Wotan. Allí empezó su conversión.
Por supuesto otros factores de su ecuación individual le reforzaron en esa dirección: alpinista recalcitrante, amaba estar en contacto con lo que denominaba "las fuerzas elementales de la naturaleza" que reconocía en cada accidente geográfico. Se sentía atraído por la naturaleza y experimentaba una sensación de hartazgo e insatisfacción en la capital austriaca. Odiaba todo lo que era y representaba el asfalto: egoísmo, economicismo, materialismo, hedonismo... La naturaleza era lo puro, casto y virginal que había que conservar y con la que se podía gozar reposadamente. Si excluimos su precoz wotanismo este retrato podría corresponder perfectamente a cualquier ecologista moderno.
En el solsticio de verano de 1875 recibió una nueva revelación: en el bosque de los Carnutos tuvo la impresión de que dos mil años antes un ejército germánico había abatido a las legiones romanas. De esta "intuición ancestral" nacería un relato novelado -"Carnutum"- en el que con grandes dosis de imaginación relataba la vida cotidiana de los germanos precristianos. Su imaginación se veía reforzada por sus estudios de historia y arte.
Sus primeros escritos políticos datan de 1883 cuando publica un semanario nacionalista pangermanista que clama por la segregación de las naciones germanas del resto del conjunto eslavo. En los veinte años siguientes, List y el círculo al que pertenece puede ser calificado de nacionalista-romántico. Hasta llegar a 1902...
Como muchos "grandes inspirados" -Homero, San Pablo, Wotan- Guido List sufre ceguera durante un año, esto cambiará fundamentalmente su carácter y la orientación de su obra; será a partir de ese momento cuando incluirá elementos teosóficos y ocultistas en sus planteamientos pangermanistas.
Aprovechando ese año de ceguera Guido List elabora un modesto manuscrito relativo a la antigua lengua germánica y a su grafía, mezclando en el análisis elementos procedentes de diversas gnosis ocultistas. Y si bien la Academia Imperial de Ciencias no concede gran importancia a la monografía de List, una revista teosófica, Die Gnosis, le abre sus puertas de par en par, escribiendo regularmente en sus columnas a partir de entonces. En 1904 un grupo de 15 intelectuales pangermanistas, fuertemente influenciados por el teosofismo elabora un escrito de solidaridad con List protestando por la indiferencia con que la Academia acogió su trabajo sobre la antigua lengua germánica y las runas. Para ayudar a List a proseguir sus estudios, los firmantes del manifiesto promovieron la creación de una fundación: la Guido- von-List Gesellschaft.
Entre los miembros prominentes de la sociedad se encuentran diversos activistas "völkisch", exponentes de la intelectualidad antisemita, pangermanistas notorios y finalmente teósofos como Franz Hartmann, Arthur Weber, Karl Hilm y buena parte de los miembros de la Sociedad Teosófica y de sus grupos periféricos de carácter naturista y vegetariano.
Con este apoyo List -que ha incorporado a su nombre la partícula "von" atribuyéndose un título de nobleza que muchos cuestionaron- aborda la publicación de una serie de cuadernos descriptivos sobre la antigua civilización "ario-germánica". Aparecidos entre 1908 y 1911 estas monografías cuyos títulos fueron:
- Magia de las runas.
- El sacerdocio entre las tribus germánicas
- Papel dirigente de los sacerdotes en las tribus germánicas.
- Esoterismo del folklore germánico.
- Esoterismo de la toponimia germánica.
- Esoterismo de los hieroglifos y la heráldica germánica.
- Simbolismo y lingüística ocultista.
Estos trabajos -que ningún especialista podía tomarse en serio- tuvieron gran eco en los medios pangermanistas y ocultistas, hasta el punto de que el teósofo alemán Franz Hartmann comparó la obra de List a la de H.P.Blavatsky...
Nicholas Goodrick-Clarke en su libro sobre "las raíces ocultistas del nazismo" (no traducido al castellano y de quien hemos extraído parte de la información sobre Guido List) establece que estas delirantes teorías se difundieron, con posteridad a su enunciado a través de tres canales:
- el primero los medios "völkisch" y en particular la "Orden de los Germanos" y, por esa vía, la "Sociedad Thule".
- el segundo canal son individualidades alemanas no vinculados a organizaciones de ningún tipo, frecuentemente se trataba de visionarios "lectores de la memoria genética" (sobre los que insistiremos más adelante). Alguno de estos -un tal Tarnhari- estuvo ligado a Dietrch Eckart, mentor de Hitler.
- el tercer canal es la corriente ariosófica que, aun estando inspirada por Jörg Lanz von Liebensfels, era altamente tributaria de los trabajos de List en temas como la antigüedad germánica, la runología y las mancias derivadas de ella. Estos ariósofos que actuaron en la entreguerra tuvieron -en 1935- parte destacada en la elaboración del simbolismo y del ritual de las SS (N. Goodrick, ob. cit., pág. 50).
En 1911 se constituye en el seno de la Sociedad List un "círculo interior": la Orden Superior de los Armanes, jamás tendrá más de un centenar de miembros; pero al estallar la guerra europea, muchos de estos irán al frente, desde las trincheras seguirán manteniendo relación con List que profetizaba la victoria alemana y la consiguiente apertura -atención al concepto- del "milenium". Cuando esta no se produjo, List preveyó graves catástrofes para la nación: estas no tardaron en suceder y los hombres de la Sociedad List y de su Círculo Interior no se sorprendieron, consideraron que debían afrontar pruebas "purificadoras" y no debían rehuir lo que "la providencia" (que ellos consideraban construida por fuerzas cosmológicas en acción) les había deparado: de los frentes del Oeste marcharon a los Cuerpos Francos del Báltico, en su macuto solían llevar los opúsculos de List, la revista Prana, selecciones de textos de H. P. Blavatsky, junto a literatura "völkisch". Estos hombres, el 19 de mayo de 1919 pudieron leer una necrológica con la que el "Munchener Beobachter" daba cuenta de la muerte de Guido von List. Este periódico, entonces dirigido por Rudolf von Sebottendorf, iba a convertirse en el diario oficial del NSDAP. Nicholas Goodrick termina la biografía de List con estas acertadas palabras: "si List no pudo conocer al Partido Nazi, fue honrado por sus precursores inmediatos". Himmler y Karl Maria Willigut que ha sido considerado como "su Rasputín", conocían la obra de List. Puede decirse incluso que fueron los encargados de poner en práctica desde el poder lo que List había teorizado casi desde la nada. El resultado fueron las SS.
* * *
En 1938 el conocido esoterista italiano, discípulo de Guenon, Julius Evola, escribía en "La vida Italiana" (n1 309, diciembre de 1938):
"Las SS son doscientos mil hombres unidos por el inquebrantable juramento de honor y fidelidad, organizados -según las palabras de su mismo jefe, Reichführer Himmler- como "una orden guerrera nacional-socialista". Sus aspiraciones se remontan a lo orígenes: quieren ser una comunidad en la cual se recupera el contacto con las fuerzas originarias de la estirpe y con los mitos de la gran civilización nórdico primordial,que se traducen en forma de una nueva, indomable vida; y en la cual el nuevo sentido de la sangre debe establecer misteriosos contactos con los antepasados y con los muertos y hacer superar al sujeto su aislamiento individualista, para integrarlo en la continuidad de una corriente de vida que abra nuevas vías hacia el futuro".
Todo esto recuerda a List. Y sigue Evola en el mismo artículo:
"La idea-base es la creación de una nueva élite, de una nueva nobleza. Preguntándose quien, en los antiguos Estados, estaba dispuesto a darlo todo por su príncipe para defenderlo, sostenerlo y protegerlo, Himmler termina reconociendo fácilmente que tal función fue siempre propia de la nobleza, de una élite..."
Efectivamente, de eso se trataba para Himmler: de constituir una orden. El mismo Himmler en 1934 convocó una conferencia en Munich que muy poco o nada tenía que ver con otros actos similares protagonizados por los jerarcas nazis. Sin embargo Himmler sorprendió a su auditorio lanzando un llamamiento para "posibilitar la fusión de las diversas corrientes tradicionales con las SS". Los asistentes -gentes bien relacionadas e influyentes en la sociedad muniquesa- se afiliaron en masa a las SS. Himmler les había motivado con estas palabras:
"Todo Estado necesita una élite. En la Alemania nacionalsocialista, esa élite está representada por los Escalones de Protección, pero éstos solo podrán desempeñar su función cuando las tradiciones auténticamente castrenses, los nobles sentimientos, actitudes y distinción de la aristocracia alemana, así como la fuerza creadora de los industriales, se conjuguen en el plano de la selectividad racial con las exigencias de nuestro tiempo".
Himmler logró su propósito: las SS fueron la élite indiscutible del régimen nacionalsocialista y esto era unánimemente admitido en la sociedad alemana. El jefe del SD Walter Schellenberg afirmó -y no exageraba un ápice- que "las gentes que solemos llamar "distinguidas" prefirieron las SS a cualquier otra organización". Y el arzobispo católico de Friburgo le dió la razón: "Entre nosotros la organización SS pasa por ser la más decente del partido".
No es raro que un jerarca católico viera en las SS una "organización decente". En el folleto titulado "Cincuenta preguntas y respuestas para el hombre de las SS", la cuestión que se plantea tras el juramento de lealtad y servicio es "¿Crees en un Dios?", respuesta: "Sí, creo en un Dios soberano y considero que quien no cree, siendo un presuntuoso y estúpido no está adaptado para formar en nuestras filas". Solo que no se explicitaba de qué dios se estaba hablando... pero no había ninguna duda de que en su forma y en su fondo las SS representaban la "alternativa pagana" del nacionalsocialismo. En el mismo cuaderno, la pregunta siguiente era "¿Por qué creemos en Alemania y en el Führer? Porque creemos en un Dios Todopoderoso que ha creado Alemania en su mundo y nos ha enviado al caudillo Adolf Hitler". Esto equivalía a considerar al führer como un "enviado de Dios", rodearlo de una aureola mística casi equivalente a un "eón", un "mediador" entre el Cielo y la Tierra.
Esto, inicialmente, parecía importar poco a quienes ingresaban en las SS, la mayoría no estaban influidos por Las concepciones ocultistas que la alimentaban, sino que se trataba de brillantes profesionales, economistas, ingenieros y médicos, prestigiosos militares multicondecorados, profesores universitarios y, exponentes de la nobleza. Se decía que las SS eran en el único instituto nacional-socialista en el que un noble se podía sentir cómodo. Y la captación en este ambiente dió sus frutos: en 1938 los nobles representaban el 18'7% de los Obergruppenführer, el 9'8% de los Grupenfuhrer, el 14'3% de los brigadenfuhrer y el 8,8% de los oberführer y standartenführer, entre ellos se encontraba el príncipe Von Hohenzollern-Emden, de la casa Sigmaringen. El historiador Heinz Höhne ironiza a este respecto: "el anuario jerárquico de las SS semejaba más bien una edición del Gotha. Pocos nombres esclarecidos de la historia militar prusiana faltaban allí..."
Las SS no fueron la élite del nacionalsocialismo, fueron la élite de Alemania. El 1934 el fenómeno nazi parecía irreversible y buena parte de los "notables" alemanes decidieron cooperar con el régimen, pero hacerlo )desde dónde? sin duda desde aquel instituto que tenía vocación de élite, las SS.
A pesar de la presencia de profesionales de diversos ramos (economistas, historiadores, arqueólogos, médicos, etc.), de un contingente notable de campesinos, las SS fueron, ante todo, una orden guerrera. No es por casualidad que Himmler se sintiera atraído -sin duda por la influencia de un familiar próximo- por los jesuitas y, calcara en parte algunos métodos de esta orden en la que el contenido "militar" no iba muy lejos del religioso. Los modelos históricos para quienes diseñaron el "cuerpo negro" fueron las grandes órdenes guerreras de la Edad Media: la Orden de los Caballeros Teutónicos, defensores de las marcas del Este y conquistadores de Prusia y del Báltico, pero sobre todo la Orden de los Caballeros Templarios.
Llama la atención que los ocultistas alemanas de principios de siglo se preocuparan extraordinariamente del fenómeno templario toda vez que tuvo mucha menor influencia en Alemania que la orden teutónica. Pero se trata de una tendencia general del ocultismo y no puede extrañarnos que los miembros de la Orden del Nuevo Temple (ariosófica) y la Orden del Temple de Oriente (crowleyana) miraran con buenos ojos al nazismo e incluso participaran de él.
Los caballeros templarios eran identificados con los "caballeros del Grial". Adolf Joseph Lanz había llegado a esta conclusión en 1907; conocía perfectamente la temática templaria y sus orígenes que había tenido ocasión de estudiar durante el período de su vida en que fue monje cisterciense. Como se sabe, cisterciense fue también San Bernardo de Claraval, redactor de la regla templario e inspirador del fenómeno.
Hasta aquí todo es normal, pero entre 1910 y 1913 Lanz introduce en la temática templaria un elemento alógeno: la gnosis racista.
El Grial para Lanz, no sería un estado de conciencia diferenciado equivalente a la Gracia cristiana, sino un elemento material -acaso una copa- fuente de los poderes "pan-psíquicos" al servicio de la raza ario-germánica. La "búsqueda del Grial pasa de ser un concepto metafísico-existencial a ser -utilizando las exactas palabras de Lanz en "Ostara"- "una metáfora con la que se designaban las prácticas eugenésicas de los caballeros templarios destinadas a engendrar hombres-dioses"... En consecuencia, la destrucción de la orden templaria suponía el triunfo de las razas telúricas y ginecocráticas, es decir, inferiores.
En el monumental compendio doctrinal en el que Lanz expuso todas estas abrakadabrantes ideas se percibe perfectamente como extrapola conceptos metafísicos al plano puramente físico, como su concepción racista es física hasta el momento en que, utilizando la ley -bien conocida en ambientes ocultistas- de las correspondencias entre el mundo físico y el espiritual, asciende del primero al segundo, pero dando evidente primacía a la forma -"la raza"- sobre el fondo -"el espíritu"-. Olvidaba Lanz que, metafísicamente, es imposible que de lo bajo -la materia- se forme lo alto -el espíritu-, pero esta, evidentemente, no es la única falla de su sistema que puede ser calificado como una gnosis racista.
Por disparatadas que fueran los contenidos enunciados por Lanz puede percibirse que influyeron, siquiera indirectamente en la constitución de las SS.
En primer lugar la élite SS tendía a ser una élite biológica. Sus miembros debían estar dotados de una serie de condiciones físicas definitorias de un origen ario -que más adelante habría que certificar mediante documentación genealógica, como veremos- según un canon de proporciones, estatura, líneas, etc. que estuviera lo más próximo posible al que se retenía como "tipo nórdico". Esta selección biológico-racial no se limitaba solamente al sujeto SS, sino que se extendía a su familia y descendientes. Julius Evola escribe al respecto:
"Un hombre de las SS no es libre de esposar a quien quiera. Según una ley promulgada por Himmler en 1931, es preciso que un instituto creado al efecto certifique que la mujer por él seleccionado ofrecerá suficientes garantías para una descendencia conforme al tipo y a la raza. Sobre esta base las SS se consideran como una "Sippenorden", es decir, una "orden de la estirpe".
En segundo lugar el SS "racialmente puro" debía demostrar particulares cualidades de tipo guerrero; es en este lugar donde hay que encuadrar determinadas pruebas que realizaban los aspirantes para ser admitidos en la Orden SS. Los aspirantes debían colocarse una granada mano sobre el casco de acero con la anilla de la espoleta desprendida. Podían suceder tres situaciones: el futuro SS mantenía la granada en equilibrio sobre el casco de tal manera que al estallar solamente le producía un atontamiento pasajero; o bien la granada caía al suelo en cuyo caso podían suceder dos cosas: o bien el aspirante se protegía, en cuyo caso era expulsado, o bien seguía inmóvil, lo que equivalía a resultar mutilado en las piernas, en ese caso era licenciado con una pensión de por vida. También se sabe que otras pruebas consistían en luchar contra perros lobos sin otra arma que las manos. Ahora bien, todo esto que ha sido expuesto y repetido en múltiples ocasiones, parece que era privativo de determinados cuerpos especiales dentro de las SS; la selección física del SS medio se reducía a una serie de ejercicios y pruebas físicas de singular dureza.
Selección biológica, selección física, selección del carácter. A Himmler le gustaba repetir que trataba de forjar una orden en la que ninguno de sus miembros se agachara, ni siquiera de manera refleja, para recocer una moneda de oro del suelo. También solía sorprender a sus contertulios ajenos a la orden explicándoles que la fidelidad a la palabra dada -como entre la caballería del Grial- es el valor supremo; decía: "Puede prohibirse a un SS el alcohol. Si promete y luego no cumple, no le queda otra vía que la pistola -el suicidio-, si rechaza prometer es expulsado". Hitler el 30 de junio de 1934 se dirigió a las SS: "Hombre de la SS, tu honor es la fidelidad" que sintonizaba con el lema de la antigua saga nórdica "la fidelidad es más fuerte que el fuego". Himmler explicaba al respecto: "Se peca contra la fidelidad y el honor no solo cuando se ofende al propio honor o al de otro SS, sino también y sobre todo cuando no se respeta el honor de otros, cuando se alguien se burla de cosas que para otros son sagradas o cuando no se interviene virilmente en favor de los ausentes, los débiles y los indefensos".
Y finalmente, la obediencia. Si los jesuitas son los soldados de Cristo, los SS son los soldados de Hitler; han jurado sobre el estandarte con la svástica, con la mano derecha alzada y los dedos índice y medio dirigidos hacia el cielo, mientras el anular y el meñique se orientan hacia la tierra, "lo que está arriba es como lo que está abajo"; a partir del momento en que juraron ya no poseen nada suyo. En las SS como en todos los cuerpos de élite la efectividad se logra anulando al individuo, borrando el principio de individuación y creando una especie de "yo colectivo" (el "esprit de corps") que hace reaccionar a los miembros del colectivo solidaria y uniformememente.
Este tipo de educación se ha dado en la legión, los marines, los paracaidistas y cualquier cuerpo especial: en primer lugar se despoja al soldado de sus vestimentas civiles, con ellas empieza a "morir el hombre viejo". Luego se le corta el pelo, a todos por igual; sus superiores empiezan a insultarlos, también a golpearlos; pero no es al "hombre nuevo" al que golpean sino que exorcizan al burgués, al estudiante, al intelectual que había antes, procuran que se avergüence de su personalidad (en griego personalidad procedía de máscara), que la olvide: el instructor procurará que el combatiente aprenda a reaccionar automáticamente sin que su cerebro actúe para nada ()recordáis aquellas imágenes medievales de hombres decapitados que sostienen bajo el brazo sus sonrientes cabezas?), aprenderán a moverse por automatismos. Finalmente la instrucción terminará cuando el nuevo guerrero carezca de orgullo, de ambición individualista, cuando sea un todo con sus camaradas. Esta educación será drástica y brutal en las SS, el producto final será un guerrero fiero y bien entrenado que probará su efectividad durante la guerra.
La vida del SS debía discurrir por senderos reglamentados por la dirección. En tanto que organización influenciada por las tesis ariosóficas se daba excepcional importancia a la progenie. El SS debía contraer matrimonio y se le permitía -"para beneficio de la raza"- mantener relaciones extraconyugales cuyo fruto era reconocido por la organización. Parece ser que solamente se computaron 135 hijos naturales de entre los casi 15.000 producto de matrimonios SS. Las ceremonias de boda y bautismo revestían especial solemnidad y riqueza simbólica.
La sala en la que se celebraba la ceremonia estaba presidida por una gigantesca banderola negra con la S rúnica en plata. Previamente los cónyuges habían realizado su matrimonio civil y en el curso del acto, su oficial superior les entregaba el pan y la sal. Durante el bautismo del hijo de un afiliado a la orden, el oficial superior -Himmler en el caso del hijo del General SS Karl Wolff, jefe de su Estado Mayor Personal- entregaba una medalla con signos rúnicos para el recién nacido y pronunciaba la fórmula de ingreso del recién nacido en la comunidad SS...
Para Himmler se trataba de sustraer progresivamente a las SS de las influencia y los ritos de la Iglesia católica. Le preocupaba sobremanera que ni en el nacimiento ni en la muerte estuviera presente un sacerdote.
Así mismo Himmler y su Estado Mayor Personal constituido por hombres de su más absoluta confianza concibieron un calendario festivo para la orden que establecía unas fechas a lo largo del año en las que el SS renovaba sus compromisos de honor y lealtad para con el führer y con la orden. Estas festividades albergaban una doble intención: de un lado sustituir a las fiestas cristianas por otras que estuvieran más próximas a la tradición germánico-pagana. De otro lado estas celebraciones marcaban los hitos en la "iniciación" SS.
Entre las del primer tipo la navidad era, sin duda, la fiesta que había recibido más atención por parte de Himmler y de sus mistagogos era la navidad. Para contrarrestar la fecha de celebración del nacimiento de Cristo, se proclamó la Julfeste que tenía desde la más remota antigüedad un carácter solar. Efectivamente, en el 25 de diciembre se conmemoraba el "día del nacimiento del sol invencible" (entre los romanos el natalicio de Mithra), es decir, el día en el que el sol, después de ir acortando su presencia de día en día desde el solsticio de verano, parecía recobrar nuevas fuerzas y alumbrar de nuevo a la tierra tras el período agónico del otoño y la muerte invernal. Otros períodos del año habían sido igualmente reciclados en forma de fiestas neopaganas. La pascua se transformó en la fiesta de Ostara, por ejemplo. Pero lo más importante en el calendario SS eran las fiestas que estaban relacionadas con la entrada de nuevos adeptos en la orden. Tales celebraciones eran:
- 9 de noviembre: aniversario del "golpe de Munich". Los aspirantes a las SS eran reconocidos como tales y vestían por vez primera el uniforme sin distintivos. Eran "aprendices".
- 30 de Enero: aniversario de la toma del poder por el NSDAP, los aspirantes o "aprendices" recibían la credencial de "miembro SS" y alcanzaban el grado de cadete. Era el segundo grado de iniciación equivalente en cualquier organización ocultista al grado de "compañero".
- 20 de abril: aniversario del führer, el "cadete" recibía finalmente sus insígneas rúnicas y la credencial definitiva. Tras pronunciar colectivamente el juramento devenían "maestros".
El juramento será para el SS algo más que un acto protocolario. Himmler procuró revestirlo de una gran solemnidad, transformándolo en lo más parecido a una ceremonia iniciática. Aún hoy, escuchando las cintas magnetofónicas y contemplando las filmaciones de los juramentos, uno no puede evitar el sentirse impresionado por la austeridad del acto.
"Te juro Adolfo Hitler Führer y canciller del Reich alemán,comportarme con fidelidad y valentía.Prometo solemnemente obedecerle y cumplir tus preceptos,de lo cual pongo a Dios por testigo".
Tras el juramento, el servicio militar, inicialmente realizado en las filas del ejército regular, tras un período de permanencia en el Servicio del Trabajo. En este período se daba gran importancia a su formación deportiva y se le exigían éxitos en este terreno. Si la Wehrmacht daba emitía un informe favorable ingresaba en breve de manera definitiva en las SS. Nuevamente juraba, pero este acto no le afectaba a él solamente, sino también a su familia presente y futura. Por ley de 31 de diciembre de 1931 Himmler debía aprobar personalmente -a través de un gabinete agregado a su Estado Mayor Personal- cada matrimonio.
Al pronunciar ese juramento definitivo se le entregaba la daga SS y a partir de ahí estaba en posesión de todos los derechos y de las innumerables obligaciones que emanaban de su pertenencia a la Orden. Dicha daga había sido diseñada por antiguos discípulos de Guido von List y mostraba diversas incisiones en su empuñadura y en su hoja con imágenes extraídas del alfabeto rúnico. El SS estaba física y mentalmente preparado para dar y recibir la muerte. No es extraño que se le reconociera estatutariamente el derecho a disponer de su vida y el mismo Himmler solía hacer referencia -como hemos visto- al derecho y deber de suicidio para el SS. Como el estoico, o el samurai, como el cátaro, el SS recurría al suicidio para limpiar su honor. Se conocen documentalmente muchos casos de oficiales de las SS condenados por delitos, que en la milicia regular apenas le hubieran deparado arrestos de escasa importancia, que aceptaban el suicidio para limpiar su hoja de servicios. El oficial superior dejaba una pistola durante seis horas en su celda. Si la utilizaban se decía que habían caído "en acto de servicio".
Dentro del grado de "maestro" SS, no terminaba la selección interior. Como en el caso del templarismo no puede generalizarse. Efectivamente, organizaciones como las SS y la Orden del Temple alcanzaron tal extensión y difusión que se correría un grave error si considerásemos que tras cada templario o miembro de las SS se encontraba un iniciado en sentido estricto. Las SS llegaron a tener al terminar la guerra un millón de miembros, de los cuales casi la mitad perecieron en combate o fueron gravemente heridos y esto en el plazo de catorce años, de los cuales seis fueron de guerra despiadada que absorbió buena parte de los esfuerzos de la organización.
Dentro de las SS existió un primer "círculo interior" y, sin duda, un segundo y un tercero: en ocasiones las jerarquías interiores no tenían nada que ver con las exteriores de la orden. La pertenencia al primer círculo interior venía determinada por el tiempo de permanencia en la orden y su talismán era un anillo de plata, extraordinariamente austero en que estaba grabada una calavera. En un principio los miembros de esta "primer círculo" fueron los 10.000 afiliados iniciales de la orden. Pero más tarde se fue ampliando a todos aquellos SS que por un motivo u otro se habían distinguido en el cumplimiento de servicios.
El segundo círculo tenía como talismán distintivo un espadín con las runas de la victoria incisas. Solamente los procedentes de la casta prusiana de los "junkers" recibían directamente el espadín una vez salidos de la escuela de cadetes. Quienes no eran nobles de origen debían de recibirlo por aprobación personal y directa de Heinrich Himmler. Y no todos, ni siquiera entre los altos grados militares de las SS, lo recibieron. Heinz Höhne, en su libro sobre las SS subraya: "Cuanto mayor era el rango, mayor era la espesura de las dagas. Al terminar la guerra poseía daga 362 de los 621 Standartenführer, 230 de los 276 Oberführer, 88 de los 96 Gruppenführer, 91 de los 92 Obergruppenführer y los cuatro Oberstgruppenführer".
Un Tercer círculo unía a los talismanes de los dos anteriores y a las runas SS, el propio blasón familiar. Estos eran los "elegidos", el centro de la orden. Fueron 12 SS sentados en torno a Himmler, como fueron 12 los caballeros de la Mesa Redonda, en torno a Arturo. Wewelsburg fue su Camelot.
Nos fue dado conocer a un coronel de las SS, afincado en España y dedicado a negocios inmobiliarios que rondó estos círculos superiores de las SS. Recordamos todavía la impresión que nos produjo aquel hombre, ciertamente versado en esoterismo, afable conversador y de una gran prestancia visible aun en su tercera edad y que para nada asociábamos con la "leyenda negra" de las SS. Durante la guerra, desde el primer momento hasta el último, nuestro coronel, había combatido en todos los frentes. Y sin embargo no parecía excesivamente impresionado por la experiencia bélica de la que hablaba con mesura y concisión. En la puerta de su chalet tenía grabada en madera un escudo divido en cuatro partes, en la primera se encontraba el emblema de su división SS la llave-, en la segunda, la S rúnica, en la tercera una cruz céltica (círculo sobre una cruz de brazos iguales) con una curiosa particularidad: en el círculo estaban marcados doce puntos y uno más señalando el centro. Finalmente, la última división albergaba el blasón familiar. Este hombre estaba en posesión, del anillo y del espadín (que se había hecho fabricar en tanto que los aliados los requisaron). Otto Skorzeny, por el contrario, notorio héroe de guerra que jamás abjuró de sus ideas y que hasta última hora de su vida -desde la madrileña calle de la Montera- siguió combatiendo por ellas, era alguién impermeable al esoterismo. No daba la imagen de un "caballero del Grial", sino más bien de un condottiero renacentista; otro amigo suyo, y personaje suficientemente conocido, Klaus Altman (a) "Barbie", por su parte, -actualmente encarcelado en Lyon tras su detención en Bolivia-, antiguo capitán de las SS, tenía una sólida formación esotérico y ocultista. No es por casualidad que a partir de 1979 existió en Bolivia una "Logia Thule", sociedad secreta compuesta por militares y miembros de la clase dirigente boliviana; dicha sociedad había nacido como transformación de la "Logia del Cóndor Negro" a modo de círculo interior de una sociedad pública, la Sociedad Los Andes. La similitud de nombres entre la logia boliviana y aquella otra de la que emanó el NSDAP, la posición preponderante de los miembros de la logia boliviana y del mismo Altman en la sociedad pazeña y el interés de éste por el esoterismo, nos inducen a pensar que la logia boliviana fue influida de cerca o de lejos por el antiguo SS. Y sin embargo, Klaus Altman no había escalado muy alto en la jerarquía SS.
Estos tres casos muestran la diversidad interna del material humano con que contaban las SS. Era evidente que Himmler buscaba patrones uniformizadores -no igualitarios- para dar una creencia creciente a las SS. Uno de ellos eran las "escuelas de cuadros". Estas escuelas se establecían en antiguos castillos reacondicionados por arquitectos SS. La fortaleza de Wewelsburg no era solo eso, era, ante todo, el "Mittelpunkt der Welt", el "Centro del Mundo". El 27 de julio de 1934 Himmler tomó posesión de Wewelsburg, arrendado por la cantidad simbólica de un marco al año al ayuntamiento de Büren, Westfalia. La fortaleza se encontraba en un penoso estado de conservación. Su reconstrucción fue financiada por el Ministerio de Hacienda del Reich que aceptó la idea de Himmler de convertir el viejo castillo en algo parecido a lo que fue Marienburgo para los Caballeros Teutónicos. Sigfried Taubert, miembro del Estado Mayor Personal de Himler fue nombrado comandante de la fortaleza y Hermann Bartels arquitecto jefe encargado de la reconstrucción.
Bartels, conocía la obra de Viollet le Duc, arquitecto francés reconstructor de la fortaleza de Carcasona y de las catedrales de Notre Dame de París, Chartres y Arras. Amigo de Fernando de Lesseps y del alquimista que actuó bajo el nombre de "Fulcanelli", Emmanuel Viollet le Duc, revalorizó el arte gótico y se convirtió en punto de referencia obligado para todos aquellos que pretendían restaurar el esplendor de las viejas construcciones medievales.
¿Por qué se eligió Wewelsburg? Se cuentan diversas versiones sobre los motivos que condujeron a esta destartalada fortaleza como centro de las SS. La más creíble quiere que Karl Maria Willigut, en estado de trance, profetizó que "cuando sobrevenga la invasión de los hunos, solo resistirá un castillo de Westfalia". Himmler encargó un estudio sobre las fortalezas de aquella región y sus relaciones con la geografía sagrada y las "fuerzas telúricas subterráneas" que, según los geomantes adscritos a su Estado Mayor Personal, determinarían las zonas "favorables" para los emplazamientos místicos; de tal estudio y por reducción ad absurdum se concluyó que Wewelsburg cumplía las determinaciones geománticas y proféticas requeridas.
Se trataba de una vieja fortaleza cuyos muros habían sido desbaratados por los hunos y que en otro tiempo perteneció a un señor feudal, Wewel von Büren. En el siglo XVII la fortaleza reverdeció para deteriorarse progresivamente a lo largo del siglo XIX. De forma triangular dominaba todo el paisaje en varios kilómetros a la redonda y se comprendía que en otro tiempo hubiera sido considerada como prácticamente inexpugnable.
"Me propongo reconstruir Wewelsburg para convertirlo en escuela de jefes SS", había dicho Himmler que tras dos años de trabajos acelerados protagonizados por artífices voluntarios de las SS, tomó posesión de la fortaleza. En el ala sur se encontraban las habitaciones privadas del Reichfuhrer, entre las que se encontraba una gigantesca sala habilitada como biblioteca que contó, de partida, con 12.000 volúmenes. Otras habitaciones estaban reservadas a Hitler, quien jamás se acercó a la fortaleza. Y en la segunda planta una monumental sala albergaba al Tribunal Supremo de las SS.
En el norte de la fortaleza se emplazó el gigantesco comedor de 35 por 15 metros. Y en el centro una gran mesa redonda de roble macizo doce butacones tapizados con piel de cerdo con el blasón del Oberfhürer que debía ocuparlo, era el centro de decisiones de la orden negra.
Bajo los muros del castillo, en la cripta, una sala abovedada y circular albergaba en su centro una pira y en los muros doce habitáculos en los que debían colocarse las cenizas de los Oberführers muertos. En el techo de la bóveda, justo encima de la pira, se encuentra todavía una esvástica y cuatro aspilleras por las que el humo del ritual fúnebre debía ascender formando una columna.
Wewelsburg, hemos dicho, estaba destinado a ser el "centro del mundo" en sentido mítico y en la práctica, la capital del "Estado SS". La reconstrucción del castillo con forma triangular era solo una parte de los kolosales planes que Himmler deparaba a aquel villorrio desconocido de Westfalia. Una recta carretera llegaba hasta el castillo. En el plano podía percibirse perfectamente la intencionalidad de todo el conjunto: la fortaleza era la punta de una lanza, cuya hasta era la carretera. Y esa lanza marcaba el centro de una circunferencia perfecta formada por otra carrera - esta circular- que rodeaba el castillo, con un radio de 1 km. Estadio para competiciones, zonas ajardinadas e instalaciones asistenciales completaban el conjunto. La punta misma de la lanza coincidía con el torreón bajo el cual se encontraba la cripta destinada a albergar las cenizas de los jerarcas de la orden. Ese punto era "el centro del centro", el centro del futuro "imperio SS".
* * *
Es el momento de regresar a Guido von List: en sus opúsculos sobre "cultura ario germánica" List marcaba los lineamientos que luego serían recuperados por Himmler para diseñar los objetivos, estructura y ritos de la Orden Negra: la sociedad germánica había estado gobernada por los reyes-sacerdotes, su autoridad se justificaba en relación a la referencia que hacían a lo sagrado. Extrapolando este concepto al siglo XX esto significaba una teocracia como forma de gobierno. Himmler dos décadas después no propondría otra cosa.
List establecía que el futuro estado teocrático ario-germano debía de establecer una separación radical -apartheid se diría hoy- entre arios y no arios y solamente a los segundos les estarían destinados los trabajos más bajos e indignos. Así pues, al entender de List se imponían medidas legislativas radicales que garantizasen este proyecto:
- leyes raciales que regularan el matrimonio.
- carácter patriarcal de la legislación familiar.
- derechos de ciudadanía reservados a los ario-germanos.
- obligación de establecer la genealogía con una antigüedad de cuatro generaciones para quien ostente cargos públicos.
- indisolubilidad del patrimonio familiar reservado siempre al primogénito.
Muchos de estos puntos recuerdan las leyes raciales de Nuremberg, pero también pueden encontrarse un reflejo en el libro -para algunos apócrifo- atribuido a Hitler, "Raza y Destino" en cuyo primer capítulo se insiste en la importancia de la primogenitura. Sería absurdo no establecer una correlación -no una subordinación en tanto que los nazis fueron autónomos y no obedecieron a nadie más que a su propia conciencia- entre los enunciados de List y la práctica nacional-socialista. Efectivamente, las similitudes llegan más lejos y ya hemos dicho en su momento que gentes próximas a List participaron en la elaboración de la simbologíoa y ritual SS; quizás la diferencia fue que List y los suyos teorizaron aquello que -aun sin reconocer oficialmente su paternidad- los nazis llevaron a la práctica. No es extraño pues que mientras List hablaba de "idealismo heroico", las SS propusieron un "realismo heroico".
Es en aras de ese realismo que Himmler no estuvo siempre de acuerdo con la marcha de la orden negra: a partir de 1935 se sucedieron las purgas en el interior de la organización, se intentó por todos los medios excluir a los homosexuales, la necesidad de presentar documentos que acreditasen el origen ario de los SS supuso una nueva criba que llegó a afectar incluso a militantes afectos al Estado Mayor Personal de Himmler; a pesar de que se insistía en que las SS debían autorizar los matrimonios de sus miembros, lo cierto es que más de 300 afiliados fueron excluidos por no solicitar el pertinente permiso de sus superiores. A esto había que unir las purgas por distintos motivos: la sospecha de infidelidad política, las desviaciones ideológicas, la sospecha de oportunismo, defectos físicos no computados... (60.000 afiliados fueron expulsados de las SS!
Y a esto había que añadir algo peor: muchos afiliados -como también ocurrió en la masonería- habían ingresado en la organización por mero oportunismo, considerando que era la forma más fácil de escalar en la sociedad nacional-socialista. Cuando hubieron conseguido un puesto y una influencia preponderante abandonaban la organización y se dedicaban a la industria privada. 44 altos mandos solo en 1938, como señala Heinz Höhne.
Esto no dice mucho a favor de la supuesta "élite SS". Más aún, en algunos informes interiores se hace constar que los cadetes se dormían literalmente durante las clases teóricas de sus adoctrinadores políticos. Esto enfurecía a Himmler. Más aún se encolerizó cuando más de dos terceras partes de sus huestes seguían practicando distintas confesiones cristianas (evangélicos o católicos).
La guerra vino en ayuda del Reichführer. A partir de entonces ser SS suponía ser, más que en cualquier otro cuerpo, un "novio de la muerte". Entrar en las SS, a partir de entonces, suponía entrar en un cuerpo guerrero a cuyos hombres venían encomendadas siempre las misiones más difíciles y peligrosas. Y nunca a lo largo de aquella guerra existió un cuerpo que sufriera más bajas y que fuera más condecorado. Al mismo tiempo, no ha existido jamás un cuerpo que resultara más odiado y denostado en la postguerra. En Nuremberg, cuando se hizo evidente que nada salvaría de la horca a los altos jerarcas de las SS, los abogados defensores de los escalones más bajos acordaron que se cargara sobre ellos todas las responsabilidades de los excesos cometidos.
Por que se cometieron excesos: sobre un millón de afiliados, solo cincuenta mil participaron en tareas represivas. Llama la atención que fue precisamente en las SS en donde el considerado "problema judío" era tratado con más -por así decirlo- "suavidad". Heydrich y su buró, encargado del problema judío, intentaba por todos los medios "exportar" hebreos a cualquier otro país. Estos esfuerzos chocaban con la política británica de frenar la inmigración a Palestina evidenciada en 1937. En ese año, por curioso que parezca enviados del Mossad -Pino Ginzburg y Moshe Auerbach- entraron en contacto con la SD a fin de establecer un puente de inmigración judía a Palestina. El historiador de las SS Höhne reconoce: "el SD se confabuló con el sionismo contra los radicales de la AA y del Partido y no menos contra Inglaterra que reforzaba su Flota ante la costa de Palestina y hacía detener todo barco ilegal de emigrantes". Cuando se produjo la "noche del cristal", los miembros de las SS que participaron en el saqueo de establecimientos judíos, fueron duramente censurados por sus superiores.
Muchos de los jerarcas nazis no eran ingenuos mitómanos, ni creían en la existencia de una "conspiración judeo-masónico- comunista". El mismo Goebels reconoció públicamente en múltiples ocasiones que el problema judío "era diferente y más complicado de lo que suele creerse" y añadía "probablemente el judío capitalista y el judío comunista no son uno y el mismo como muchos creen". Algunos sectores de las SS consideraban a Julius Streicher como un "pornógrafo" e ironizaban sobre la puerilidad de sus argumentos antisemitas. En una organización de élite como las SS compuesta por gentes brillantes y "de mundo", la simplicidad de la teoría conspiratoria anti-semita era poco menos que increible. Podían aceptar -y de hecho aceptaban- que la historia de la humanidad era la historia de los conflictos raciales, podían aceptar -como hacían- que la raza "aria" -indo- aria para unos, indogermánica para otros, indo-europea para otros más- era una raza superior a las demás y que, por tanto, debía dominar... aceptaban incluso que el espíritu judío -como el führer había señalado en "Mi Lucha" era la antítesis de "lo ario". Incluso es posible que entre sus filas hubieran antisemitas fanáticos, pero ni eran los más, ni copaban la totalidad de los cargos superiores...
La lucha de las SS contra los judíos se inicia meses después del comienzo de la campaña de Rusia, hacia mediados de 1941. En las zonas ocupadas se estructura la resistencia al invasor nazi, mientras se restablece el culto en las iglesias, mientras las poblaciones bálticas se prestan en masa a colaborar con el nuevo ocupante -considerado como "libertador"-, la fama antisemita que precedía a los nazis, de un lado y el tradicional antisemitismo de las poblaciones que colaboraron con los ocupantes, fueron los elementos objetivos que facilitaron el hecho de que los grupos de resistencia anti-nazi pasaran a ser compuestos y liderados por judíos. En el momento en que las SS comprobaron que este hecho era una constante,se decidieron a actuar preventivamente deportando a todas las poblaciones de origen judío: era una forma de aplastar a la resistencia en su origen.
Sería absurdo negar que se cometieron excesos. Tales excesos, con todo no fueron una constante, y hoy, ningún historiador serio se atreve a afirmar que fueron seis millones los judíos exterminados, de la misma forma que existen serias dudas de que se tratase de un genocidio premeditado. Si lo hubiera sido, probablemente hoy la raza judía se habría extinguido de la faz de la tierra, como los romanos borraron de Etruria hasta el lenguaje... El plan de las SS era otro. Y la misión para la que Himmler creó a la orden negra era, así mismo otra.
* * *
A principios de marzo de 1923 surgió el primer núcleo de las SS. Se trataba de veteranos combatientes del NSDAP y de los Freikorps que juraron defender a Hitler aun a riesgo de sus vidas. Se autotitularon "Guardia de plana mayor" y vistieron por vez primera el uniforme negro. Y en su cinturón colocaron la calavera plateada; su brazal rojo con la svástika fue rodeado de dos orlas negras. El 9 de noviembre de 1923, durante el golpe de Munich, 5 hombres de la guardia personal de Hitler perdieron la vida en el tiroteo.
El 30 de abril de 1945, Adolf Hitler se suicidaba en el bunker de la Cancillería de Berlín. Habían pasado 21 años, los que en la antigua milicia medieval eran necesarios para superar los tres ciclos de siete años: paje, escudero y caballero. Doscientos mil caballeros de las SS habían entregado su vida al proyecto de Himmler.
El siglo XX no vió nunca nada semejante.
lunes, 2 de junio de 2008
La extraña "corte" de Salvador Dalí
Gala, Amanda Lear, Andy Warhol, Jodorowsky, Giger, Felini, Passolini, los Rolling...
MAGIA, BRUJERIA, SATANISMO Y PERVERSION EN EL ARTE CONTEMPORANEO
El Tarot atribuido a Dalí es uno de los que han experimentado más difusión en los últimos diez años; sin embargo su origen es prácticamente desconocido y llama la atención que, si bien goza de una difusión extremadamente amplia muy pocos especialistas en cartomancia lo utilizan; es habitual entre estos calificarlo con unas palabras tan reiterativas como definitorias: el "Tarot Dalí" no tiene "buenas vibraciones", "hay algo en él que es negativo, extraño". No ha faltado quien nos lo definiera como "satánico".
El "Tarot Dalí" es el producto de un entorno artístico y cultural en el que lo frívolo, las perversiones eróticas, las supersticiones, el gusto por la magia y la brujería, las mancias e incluso el satanismo, se dan cita. En su época se llamó a este ambiente "la corte de Dalí".
GALA Y LA CARTOMANCIA
Es suficientemente conocido que muchos surrealistas eran grandes aficionados al Tarot; Gala creía firmemente en la capacidad adivinatoria de las cartas y en la suya propia. Para ella no se trataba de un juego, ni mucho menos de una distracción: era el patrón a través del cual analizaba su vida y la de Dalí día a día, actuando en consecuencia según el dictado de los naipes. Gala generó en Dalí el interés por las cartas del Tarot, hasta el punto de que el pintor se dejaba dirigir por las predicciones que Gala diariamente le realizaba al despertar.
El surrealismo ya había manifestado un interés cierto por el Tarot. Bretón mismo lo había loado e incluso durante los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial él y un grupo de acólitos diseñaron un "Tarot Surrealista" repleto de los símbolos y nombres habituales a este corriente.
Se ha dicho que la afición de Gala -y su dependencia- al Tarot procedía del ambiente parisino en donde en los años 20 y 30 era posible encontrar un adivino en cada esquina; posiblemente un amigo de René Crevel, amigo íntimo de Dalí, le ayudó a dar los primeros pasos en este terreno, posiblemente se tratase de algún amigo de René Crevel; no hay datos fiables sobre esto.
La hermana de Gala afirma que ésta aprendió a tirar el Tarot en Rusia. Cuando Gala se enamoró del poeta Paul Eluard en el sanatorio suizo de Clevedel ya sería -siempre según esta versión- una consumada tarotista. El mismo sobrenombre de Gala, procedería también de sus años de juventud. También es cierto que Gala procedía de Rusia, de Kazán, donde existían fuertes asentamientos gitanos; ella misma solía enfatizar su supuesto origen gitano -en otras ocasiones, también con evidente falsedad, se hacía pasar por judía- para justificar su destreza en el manejo del Tarot.
Cuando conoce a Dalí y se une a él ya dominaba la cartomancia. El pintor era el primero en reconocer sus méritos e infalibilidad; cuarenta años despues de encontrarse y de que Gala cotidianamente le realizara sus predicciones, Dalí comentó a Amanda Lear: "Gala lee muy bien las cartas; un día de tirará el Tarot; es extraordinario". Y efecticamente llegó el día en que se las tiró; si hemos de creer el testimonio de Amanda Lear, acertó plenamente: "-conocerás a un hombre joven que te seducirá por su gentileza"... y así fue, en efecto.
Y es que, en definitiva, como veremos, la historia del "Tarot Dalí" pasa por Amanda Lear.
LA INSPIRACION ANDROGINA: AMANDA LEAR
Por esos tiempos Amanda empezaba a frecuentar la "corte" de Dalí en París. Era 1965 lo más duro del rock se polarizaba en torno a los "Rolling Stones", con algunos de cuyos miembros Amanda Lear tenía una estrecha amistad. Fue sin duda su aspecto ambiguo y otros extremos de su físico los que despertaron una irresistible atracción en Dalí; por lo demás, Amanda Lear aprendió pronto los resortes psicológicos del pintor y los supo explotar mientras tuvo necesidad.
Amanda Lear estudiaba Bellas Artes en Londres en el otoño de 1965 y se ganaba la vida como modelo de una agencia parisina. La directora de esta agencia era amiga de Anita Pallemberg, compañera sentimental del "Rolling Stone" Brian Jones, mientras Amanda Lear estaba ligada a "Tara", un amigo de éste. Fue en el curso de una cena en "Chez Castel" cuando Brian Jones, "Tara" y Amanda, coincidieron con la "corte" de Dalí, a uno de cuyos invitados conocían. Es Amanda quien nos describe la escena: "Estaban sentados en una larga mesa presidida por Dalí, sentado en una especie de trono y rodeado de cortesanos, jóvenes preciosos y favoritas".
Dalí inmediatamente se sintió atraido por el físico de Amanda, alta, extremadamente delgada, de rostro agresivo: "¿Amanda? Es bonito, no teníamos ninguna Amanda en la corte" y al día siguiente les cita para comer; ya desde esa primera cita se evidencian los motivos por los que atrae la atención de Dalí: "Tiene usted una buena calavera" opina y dice a los otros: "mirad la buena calidad del esqueleto de Amanda". Luego Dalí les explicará que, en su concepción, el esqueleto es lo más importante, ¿motivo? "es lo que queda tras la muerte". Sin más preámbulos le pregunta si es lesbiana: "Todas las mujeres son un poco lesbianas y todos los muchachos pederastras, como seguramente su amigo, como todos los ingleses de buena calidad".
EL ENTORNO DE DALI. ANDY WARHOL
Dalí en aquella época parecía muy alejado de su período místico, estaba subsumido en un universo extraño, rodeado de personajes que muy poco le podían aportar, frecuentemente advenedizos o simplemente gentes que le ayudaban a satisfacer en alguna medida sus obsesiones voyeristas. Había poca gente capaz de enseñar algo nuevo al pintor de Cadaqués. Todavía no conocía a René Thom; el filósofo neoluliano Francesc Pujols estaba muy anciano y retirado a su "Torre de las Heures" en Martorell y el noble rumano Matyla Ghyka, con quien le unió una buena amistad y el común interés por el "Número de Oro" y la "Divina Proporción" pitagórica, ya había fallecido.
En la "corte" empezaban a prodigarse algunas polémicas figuras del entorno de Andy Warhol: Isabelle Dufresne, a la que Dalí había apodado "Ultra-Violet", y que era uno de los polos de atracción, y en algún momento Candy Darling, travestí particular de Warhol, muerta de cáncer de colon a los pocos meses y a cuyo entierro Dalí envió un suntuoso ramo de flores. Amanda Lear, más adelante, estrecharía sus vínculos con Warhol y volaría hasta la "Factory" de éste en Estados Unidos, verdadero centro de sus actividades artísticas. Desde allí Warhol dirigía la revista "Interview" en uno de cuyos números entrevistó a Dalí que aparecía en portada junto a Gala.
Warhol en aquellos tiempos, como Amanda, frecuentemente tomaban LSD y tenían muchos puntos en común. Dalí no aprobaba enteramente esta adicción, frecuentemente decía que el suyo era un poder alucinógeno superior al LSD y sin necesidad de consumirlo. En cualquier caso se diría que Dalí había encontrado en Warhol una especie de alma gemela muchos de cuyas preferencias sexuales compartía. Luego veremos como en el entorno parisino de Dalí a mediados de los años 60, un contingente notable procedía del ambiente rockero más problemático mientras que otro estaba formado por los colaboradores y amigos de Warhol.
EL SEGUNDO AMOR EN LA VIDA DE DALI
Pocos días después de su primer encuentro, Dalí tiene ocasión de ver el pie desnudo de Amanda Lear; no puede contenerse y muestra su sexualidad fetichista tal cual es: se abalanza sobre el hermoso pié; arrodillado, lo elogia y destaca su clasicismo -el dedo índice más largo que el pulgar- para luego besarlo durante un interminable lapso, jadeando de manera entrecortada y visiblemente alterado: "... estas cosas me causan una terrible impresión", se justifica Dalí, para declararle finalmente "Os amo, es una verdadera pasión, os amo cada vez más". Amanda extrañada recuerda: "[todo aquello] me pareció más una manifestación de fetichismo que un acto de amor". Pero el episodio es importante: Dalí, por segunda vez en su vida, declara su amor; tras Gala es Amanda Lear, el único ser del que se sentirá verdaderamente enamorado.
Dalí pintó a Amanda Lear en varias ocasiones desnuda y conocía perfectamente el secreto de su sexualidad. Aunque, tras haber alcanzado un cierto nivel de popularidad, negó siempre su travestismo, lo cierto es que basó su promoción artística precisamente en la ambigüedad sexual.
Cuando el semanario sensacionalista de extrema-derecha, "Minute", desvela que Amanda Lear es un transexual vietnamita, Dalí, no le reprocha absolutamente nada, sino que elogia esta condición: "Deberías de estar orgullosa, querida, ahora todo el mundo estará doblemente intrigado y te hará la corte. Por lo demás ¿es cierto? no eres ni chica, ni muchacho. Ya te lo he dicho: eres angélica, un arquetipo". Para Dalí la palabra "angélica" tenía el significado equivalente de hermafrodita y andrógino.
La asociación paranoica angélico-andrógino deriva ya de sus tiempos infantiles. Cuenta Dalí que un día sus tíos le obsequian con un disfraz de rey, capa de armiño, corona de oro y cetro blanco incluidos; se los prueba, la suavidad del armiño y la peluca le inducen a desnudarse esa noche ante el espejo; ve que algo sobra, que no entiende para qué puede servir y oculta sus partes entre los muslos, luego se mira satisfecho. Asocia su autodivinización a este impulso hacia la androginia del que la anécdota de su infancia da constancia y que luego reflejará en varios cuadros.
Este impulso vuelve a salir a la superficie en el momento en que siente el flechazo por Gala en 1929. Se enamoró, no de su feminidad, sino de la masculinidad de su espalda que reproducirá en varios cuadros. Pocos años después experimenta una sensación similar hacia la figura de Hitler del cual le excitan particularmente sus "fascinantes caderas blancas y rollizas"; la svástica le empieza a causar alucinaciones paranoicas: "estaba hasta tal punto obsesionado por la svástica que concentré mi delirio sobre la personalidad de Hitler que se me aparecía siempre en mi fantasía como mujer". A medida que Hitler gana poder y peso, la obsesión aumenta hasta alcanzar su punto álgido hacia 1935 cuando confiesa estar "obsesionado por la carne rolliza de Hilter, la más divina carne de una mujer de cutis blanquísimo".
Estas alucinaciones le satisfacen y se recrea en ellas, acaso porque como dice, es el momento en que "por fín rozo la locura".
DE LOS ROLLING A SACHER-MASOCH
A los pocos meses de haber surgido el idilio entre Dalí y amanda Lear, el compañero de ésta, "Tara", se mata en accidente. Amanda conoce a Marian Faithfull, que procedía de una antigua familia austríaca cuyos orígenes se remontaban a las profundidades de la Edad Media. Pero no sería ninguno de sus más remotos antepasados, sino uno de las últimas generaciones quien más daría que hablar, Leopoldo Sacher-Masoch, una de cuyas descendientes, Eva Sacher-Masoch se enamoró de Lord Glyn Faithfull, profesor de lenguas muertas, con quien se casó en 1946. Marian nació un año después.
Cuando tenía 17 años, el consumo de droga era prácticamente legal en el Reino Unido, bastaba una receta para conseguir todo tipo de barbitúricos y unas pocas libras para proveerse de una dosis de LSD. La cocaina costaba 50 libras el frasco y había para varias dosis. En 1964 los Beatles acababan de filmar "Help" y ya resultaba evidente que parte del rodaje se había realizado bajo los efectos de la marihuana. Ligada sentimentalmente a Mick Jager, líder del grupo, la Faithfull atravesó con él el infierno de la droga hasta que ella intentó suicidarse en Australia. Poco antes, el amigo de Amanda Lear, Brian Jones aparecía el 3 de julio de 1968 flotando en su piscina. Una sobredosis de "salbutanol" había acabado con su vida.
En aquel tiempo, según recuerda Amanda Lear, los hippies, juraban por el nombre de Dalí y muchos estaban convencidos de que el pintor era un habitual de la marihuana y el LSD y, en cualquier caso, el profeta de la nueva era. El pintor no hacía sino alimentar esas esperanzas: la túnica blanca que solía lucir en la época y las flores de jazmín que llevaba desde siempre prendidas al pelo en sus veranos de Cadaqués, le habían convertido en una especie de precursor del movimiento hippie.
Pero detrás de toda esta coreografía de flores y efluvios fraternos se cocía una realidad muy distinta en donde las perversiones sexuales ocupaban un lugar privilegiado. El Dalí voyerista tenía su equivalente en el "Rolling" Brian Jones que pagaba por ver números lésbicos entre prostitutas marroquíes y su novia Anita Pallemberg, la otra amiga de Amanda Lear. En una ocasión la Pallemberg se negó y Brian no duda en golpearla con tal dureza que lacera sus carnes con el látigo. Pero ese sadismo está teñido también -como en el caso de Dalí- de una componente masoquista. Con frecuencia Brian Jones le pedía a Anita que representara el papel dominante y lo azotase, cosa que ella hacía gustosa. En cuanto al fetichismo y al travestismo, Brian solía pedir a su novia que lo disfrazara de Françoise Hardy, la cantante francesa, alta, delgada y de cierta dureza y masculinidad de facciones, que hacía de ella otro modelo tan andrógino como podía ser Amanda Lear para Dalí.
Bien es cierto que Brian Jones requería de la droga para estimular sus alucionaciones mientras que a Dalí no le era necesario descender a esos terrenos. Brian, frecuentemente, al consumir LSD, veía monstruos: "¿Puedes verlos? Son terribles, salen del armario", decía asustado. Las cucarachas negras que se le aparecían tienen su equivalente en los saltamontes de las alucinaciones dalinianas.
¿EL TAROT DE DALI O TAROT DE AMANDA?
En el verano de 1966 llegó a Cadaqués el productor de la serie "James Bond", Harry Broccoli con una propuesta para Dalí. Broccoli estaba proyectando un nuevo film de la serie que llevaría el título de "Live and let die" que discurriría en un ambiente de brujería y magia negra. Dalí debería de proyectar unas cartas del tarot que aparecerían en el film y posteriormente serían comercializadas.
El proyecto no llegó a buen puerto -como otros proyectos del mismo estilo- por la suma astronómica exigida por Dalí. Fue precisamente Amanda Lear quien gestionó directamente este tema con Broccoli hasta que, finalmente, las negociaciones se rompieron en Londres. Pero llegado a este punto Dalí ya había hecho algunos bocetos y elaborado ciertas ideas que utilizaría Amanda Lear para componer lo esencial del tarot que conocemos como el "Tarot Dalí".
En realidad Dalí se limitó a entregar unos cuantos libros de arte a Amanda Lear quien provista de unas tijeras y después de aprender durante unas semanas el significado de las cartas y su lectura, realizó los collages sobre los que Dalí se limitó a dar unas pinceladas rápidas y estampar su firma. El peso del trabajo recayó luego sobre el diseñador gráfico y el grabador quienes dieron a las cartas la forma, el marco y el dorso que conocemos. Así pues, a decir verdad, el "Tarot Dalí" debe tanto a Dalí como a Amanda y ambos son en buena medida responsables del carácter siniestro que muchos especialistas han advertido en sus cartas.
LA NEUROSIS SEXUAL DE DALI
A principios de los años 60 la personalidad de Dalí sufrió una regresión en relación a su etapa anterior: parece como si su "período místico" (mediados de los años 40 y todos los 50) hubiera sido desbordado por un impulso hedonista y frívolo que se apoderaría de lo esencial de su personalidad en los siguientes veinte años. En esas fechas aparece la "corte" de Dalí a la que aludía Amanda Lear en su relato, gusta verse rodeado de aduladores a quienes, en realidad, desprecia y que muy poco le pueden aportar, como no sea una satisfacción de sus impulsos eróticos más aberrantes. Amanda Lear es uno de estos personajes que Dalí convierte en fetiche.
No es la única de este género. Marina Lusato, otra "daliniana" de la época, pasada luego a crítica furibunda contra el pintor nos describe como se vió envuelta en una experiencia alucinante: los ayudantes de Dalí habían preparado un largo tubo de tela granate, sujeto al techo con anillas de plástico, que Marina Lusato debía cruzar desnuda. Se adentró en el tubo reptando, gimiendo, agobiada por la estrechez del espacio y por la dificultad para alcanzar la meta, desesperada, angustiada y claustrofóbica; Dalí le explicó finalmente que había conseguido invertir el proceso biológico del parto; "en vez de salir un hombre del útero femenino, una mujer acaba de nacer del falo". Marina Lusato a partir de ese momento no tuvo la menor duda que muchas de las supuestas excentricidades de Dalí no eran tales, sino simplemente manifestaciones de una muy aguda neurosis sexual.
Pues bien, esta neurosis se fue acentuando con el paso de los años y alcanzó sus más altas cotas en la década de los 60 coincidiendo precisamente con el ascenso del movimiento hippi y con la aparición de una nueva moral sexual y un relajamiento de las costumbres traida por fenómenos tan diversos como la aparición de la minifalda, el gran momento del rock, la contestación estudiantil, la píldora, el nacimiento de la contracultura y el underground, etc.
CON URI GELLER: ESPIRITUALIDAD, SUPERSTICIO, MAGIA
Hacia finales de los años 60 y durante todos los 70, el vidente y paragnosta judío Uri Geller viajó por el mundo sorprendiendo por su capacidad para regenerar relojes aparentemente estropeados, para doblar cucharillas de café, etc, capacidades propias de cualquier espectáculo de "music-hall", pero que fueron presentadas como derivadas de sus supuestos "poderes psíquicos".
Uri Geller fue a ver a Dalí en Barcelona y en su presencia dobló una cucharilla y varios pequeños objetos metálicos. Esto era mucho más de lo que Dalí podía soportar; los ojos negros y penetrantes de Geller le ponía nervioso y sentía como le restaba capacidad de concentración. Para colmo Geller fue capaz de describir los objetos que se encontraban en la habitación de Amanda, con la precisión de alguién que los había visto; finalmente le bastó tocar una casette en la que ésta tenía grabada una de sus últimas canciones para predecir que sería un éxito, así como de tararear una melodía del mismo disco compuesta por ella y que nadia más conocía... Dalí simuló escepticismo ante todos estos fenómenos, pero lo cierto es que Uri Geller le impresionó. Dijo a uno de su colaboradores: "- Es temible este patatovski. Sus ojos me aterrorizan".
MAGIA Y SUPERSTICION
No es en la única ocasión en que el pintor evidencia rasgos supersticiosos. Frecuentemente la búsqueda de la verdadera espiritualidad si resulta frustrada deriva por el camino de la hechicería o la superstición y éste último es el caso de Dalí. Alardeaba de haber encontrado en unos de sus primeros paseos con Gala por las playas de Port Lligat el resto de un naufragio del que desprendió un par de astillas que siempre la pareja llevaba consigo: "No lo abandono nunca, protege de todos los males" decía Dalí a Amanda tendiéndole la miserable madera: "Tenga, béselo". Amanda no pudo sino experimentar una cierta repugnancia ante aquella hastilla pútrida que Dalí conservaba siempre envuelta en seda. Fue precisamente tras morir Gala cuando Dalí recibió por última vez a Amanda, en plena oscuridad, para evitar que viera su deterioro físico y solo con la promesa de que no haría ninguna declaración a la prensa. Amanda le dijo simplemente "os he amando tanto...", "yo también" respondió Dalí y le entregó un objeto envuelto en seda: era la madera que Gala había llevado consigo durante 50 años, el talismán de la suerte.
Así mismo se sabe que Dalí tenía una prevención total hacia el color verde: "!Ah el verde! !nunca el verde!" solía decir.
La gran amiga de Gala, la pintora argentina Leonor Fini, era, igualmente, amiga de la magia y creyente sin reservas del Tarot y la Astrología. Solía discutir con Dalí sobre estos temas. La Fini le recordó en cierta ocasión que él también era un "creyente": "La magia, si... es necesario leer a Lulio, las recetas de magia cotidiana, de Giambattista della Porta, el hermetismo e incluso Freud...[la magia] es la religión más primitiva y antigua que existe. El hombre tiene siempre necesidad de magia. La superstición es la aplicación de la magia a la vida cotidiana".
CON PASOLINI Y FELLINI. DOS FATALIDADES SEXUALES..
Hemos comentado muy de pasada las relaciones entre Dalí y Andy Warhol y los múltiples aspectos comunes de sus carácteres y las tendencias que compartían. Máximo representante del pop-art, Warhol era un artista particular. Consideraba su arte como una industria, no en vano llamo a su taller "the factory", y sus producciones a pesar de ser muy apreciadas por la jet-set evidenciaban una vulgaridad buscada, querida y deseada por el autor. Recuérdese su repetición obsesiva de la lata de sopas Campbell por no hablar de sus serigrafías repetidas hasta el infinito, con leves variaciones de color, de Marilyn Monroe, Elvis Presley, o sus copias de comics de pésima calidad gráfica como Dick Tracy. Con Warhol la vulgaridad y habitualmente lo zafio penetran en las casas de los magnates de la industria y adornan sus paredes.
Al margen de su valoración estética que el tiempo se encargará de situar en su justa dimensión, el entorno de Andy Warhol estaba constituido por hijos ociosos de familias notables a quienes nunca les había faltado dinero para el consumo de alucinógenos, sexualidad ambigua, snobismo, gusto por la provocación, amoralidad y publics-relations con unos críticos, que en buena medida pertenecían a éste mismo ambiente. Aun a riesgo de parecer conservadores en nuestras opiniones -que no lo somos- hemos tenido la sensación de que en el entorno de Warhol existía algo enfermizo, decadente y degradado. Es la misma sensación que hemos tenido ante algunos aspectos de Dalí y es precisamente esta tendencia la que hizo que ambos personajes sintonizaran a la perfección. Pero no fueron solamente Dalí y Warhol quienes tuvieron puntos decadentes en común. Hace falta seguir la pista de otros notables personajes del mundo de las artes que también se aproximaron en algún momento de su vida a Dalí. Vamos a citar dos en concreto: Pier Paolo Passolini y Federico Felllini.
Una parte muy notable de la producción de Passolini está invadida por la estética de lo desagradable; en los años 70 esta vocación era muy apreciada por los críticos como una forma de provocación. Ubicado en la izquierda ultraprogresista, este ambiente afirmaba que Passolini no hacía otra cosa que provocar a la burguesía conservadora, echándole en cara sus vicios más degradados desde una saludable alegría de vivir. Pero todo esto era un espejismo momentáneo y hoy varios filmes de Passolini al ser nuevamente visualizados adquieren un carácter desagradable, decadente y pervertido.
Passolini tras acabar su infame "Saló o los 120 días de Sodoma" recurrió a Dalí para que éste le realizara el cartel anunciador de la película. Si no lograron ponerse de acuerdo fue, una vez más, por las exigencias astrónomicas del pintor en materia económica; pero no albergamos ninguna duda que la estética de la película satisfizo profundamente al pintor. Passolini, además, compartía con Dalí la afición por las deformidades y no dudó en colocar en algunas de sus películas jorobados, enanos, etc.
Federico Fellini, otro amigo de Dalí, tenía unas tendencias relativamente similares, pero limitadas a la hipermastia. En efecto, los senos femeninos desmesurados le atraían irresistiblemente, hasta el punto de que cuando Amanda Lear le sondeó para ser contratada en una de sus películas, Fellini la disuadió con unas palabras cariñosas pero significativas: "Eres bella, muy bZXC ella. Comprende... busco mujeres de 150 kg., enanos y monstruos, no rubias hermosas".
Ese mismo gusto por lo "freak" llevaba a Dalí, cada vez que visitaba Barcelona, a ver espectáculos de "revista" en el Paralelo. Le atraían sobremanera las "Chicas de Colsada", espectaculares, exuberantes todas, alzadas en unos tacones increibles que acentuaban su, ya de por sí notable altura; ante ellas se encuentran hombres débiles y frecuentemente ridículos, pequeños, esqueléticos, de los que el bueno de Luis Cuenca es el paradigma. No era precisamente un par de horas de diversión lo que Dalí encontraba allí, sino la dramatización en forma de revista musical de su concepción de la sexualidad, la vida y el mundo: un mundo dominado por lo femenino y subordinado a ello. Dalí, siempre fue el primero en dudar de su propia virilidad.
Diríase que la tensión mística que evidencian los dos famosos cuadros de las "madonas de Port Lligat", o la "Ultima Cera" o "El Cristo de Cadaqués", no ha desembocado en una experiencia interior de liberación del espíritu. Es entonces cuando la mujer mística para él se convierte en la amazona, la mujer viril y guerrera, luchadora e irrespetuosa para con el principio viril al que solo desea humillar y derrotar, tema este resuelto, no solo en los espectáculos del Teatro Apolo, sino en las experiencias y pulsiones masoquistas del propio Dalí y en las constantes infidelidades de Gala ("Soy el rey de los cornudos" alardeó).
ALIEN EN PORT LLIGAT
Este retablo de artistas contemporáneos que conocieron y trataron a Dalí no estaría del todo completo sino aludiéramos a H.G. Giger, cuyo salto a la fama se produjo tras el rodaje de la película "Alien, el octavo pasajero", película que le reportó el oscar por "best achievement for visual effects" en la edición de 1980. Cuando eso ocurre Giger tenía tras de sí una larga, siniestra y extraña historia como artista.
Nacido en Suiza en 1940, confiesa en su autobiografía que ya desde pequeño huía de la luz del sol y le interesaban solo los lugares oscuros y lobregos, "tan pronto como pude hacerlo solo, empecé a vestir de negro" añade y luego recuerda que el lugar en el que mejor pasaba sus momentos de infancia era "bajo una mesa, el más oscuro de toda la casa".
Sus impresiones de infancia le marcaron profundamente en especial el Cristo sangrante y agónico ante el cual los niños de su colegio debían rezar. Pero, al igual que el protagonista de "La Naranja Mecánica" de Kuprick, no siente dolor por el sufrimiento de Cristo, sino una especie de satisfacción sádica. Este sadismo infantil lo reaviva en la escuela. Solían desplazarse a una colina donde años antes ahorcaban a los reos y allí jugaban a los caballos, escribe al respecto: "Tía Grittli repartía a cada pareja de niños arreos de caballo y un látigo. Por supuesto, el caballo siempre eran las niñas. Muy pocas veces era al revés y yo disfrutaba con anticipación de los maltratos y los latigazos" añade: "Era una pena que no estuviese muy bien visto pegarle a las niñas"...
Su padre era farmacéutico en un tiempo en el cual aun se utilizaban sanguijuelas para realizar sangrías. El joven Giger observaba con deleite estos animales que luego debía repartir a unos y otros clientes; cuenta como las trataba primorosamente sabiendo que su destino es chupar sangre. La siguiente muestra de neurosis sexual en Giger es su afición hacia los revólveres. De pequeño fabricaba balas de plomo con los moldes que su padre utilizada para hacer supositorios. Llamaba a esto "mi trabajo de alquimia". Desde esas lejanas fechas siempre le gustó posar disparando. Inútil recordar que el revolver ha aparecido en ciertos enfermos mentales como evidencia de un complejo de castración. Explica al respecto: "Acerca de las pistolas y los revólveres o se piensa muy negativamente por ser portadores de la muerte, o lo fascinan a uno, como me sucedió a mí cuando tenía ocho años".
En 1957 aparecen sus primeros dibujos que bien podría haber firmado Dalí y que coloca en su "cuarto oscuro", una habitación íntima que decora a su antojo con escenas absolutamente espectrales y siniestras. Más adelante descubrirá las posibilidades de la fotografía para fijar la realidad; en ese período sus preferencias se van orientando hacia lo sórdido, deforme, fálico y visionario. Llegará a encargar un carpintero que le arme una guillotina de tamaño natural. Y anota en sus recuerdos: "... de pronto me pareció aburrido decapitar los maniquíes que tenía en mi cuarto oscuro. Ya que eran de plástico, después de arrancarles la cabeza, hubiese podido volver a colocársela". Sus lecturas favoritas eran "El fantasma de la ópera" y "El gabinete de las figuras del Museo de Cera".
A partir de 1966 se interesará por Lovecraft e incluso ilustrará una edición de "El Necronomicrón", libro imaginario que el novelista americano incluye en muchos de sus relatos, atribuido por él, al "árabe loco Abdul Al-Hazred". Se interesa por Lovecraft y busca datos sobre él y sobre el origen de sus "mitos de Cthulhu": "... llegué a un escritor de Nueva Inglaterra (EEUU) que poseía una buena biblioteca de esoterismo, heredada de su padre, que había sido miembro de una logia egipcia". Evidentemente alude a una logia dependiente del Rito de Menphis-Misraïm.
La muerte le provoca estímulos agradables: cuando vé a un espantapájaros realiza una asociación paranoico-crítica al más puro estilo daliniano y cree haber visto a un hombre empalado. Pero la mayor de las impresiones se la provoca una foto real, la que le muestra un amigo sobre la tortura a la que fue sometido el asesino del emperador de China en 1904: "Habían empalado a la víctima en un madero y la chusma que lo rodeaba le ccortaba lentamente miembro por miembro. No podré olvidar nunca su cara deformada por el dolor". El mito de Drácula le seduce en demasía, pero no una versión cualquiera del film sino solamente "exceptuando "Nosferatu", la versión de Andy Warhol, "Drácula"". A este respecto quizás sea el momento de recordar que Amanda Lear fue lanzada publicitariamente como "cantante transexual nacida en transilvania".
ALEJANDRO JODOROWSKY: DIBUJANTE Y KHABALISTA
En 1975, Giger viajará a Port Lligat junto con su novia, justo en un momento en el que Amanda Lear se encontraba allí. Había entablado relación con el pintor a través de Bob Ventosa, un norteamericano, que cultivaba el estilo realista-fantástico, asentado en Cadaqués y que frecuentaba a los Dalí. Dalí, por esas fechas, ya conocía la obra de Giger que le llamaba poderosamente la atención convencido de que se trataba de un alma gemela. Por entonces Alejandro Jodorowsky trabajaba en el proyecto de una película, "Dune", basada en la novela del mismo título y pretendía que Dalí y Amanda Lear participaran en el reparto con los papeles de el emperador y su hija. Una serie de circunstancias aparcaron el proyecto temporalmente y finalmente decidieron prescindir de Dalí.
Jodorowsky, a todo esto, atravesaba una época dominada por un seudo-misticismo cabalístico -en la que todavía sigue- que le llevó a redactar los guiones excepcionalmente retorcidos y opacos que luego Moebius llevó a comic con el nombre de "El incal luz", "El incal negro", "Lo que está arriba..." (alusión a la primera frase de la Table Esmeraldina: "lo que está arriba es como lo que está abajo"), etc. en donde las influencias del Tarot y de la cábala hebrea son evidentes. El protagonista de estos relatos es, por lo demás, un tal "Jhon Deefool", síntesis del nombre del célebre alquimista inglés Jhon Dee y de la primera carta del tarot, The Fool...
Giger en Port Lligat fue presentado por Dalí a Gala como un "especialista en monstruos y nightmares". Gala opinó que "yo solo llevaba una máscara, puesto que mi mundo pictórico encajaba perfectamente conmigo mismo y con mi personalidad interna. Acto seguido empezó a contarme su vida. Renegaba de la maldad del mundo. De verdad Gala fue una de las mujeres más impresionantes que he conocido en mi vida". El proyecto de "Dune" no progresó, Jodorowsky contrató al dibujante Voss (originario del grupo "Metal Hurlan", como Moebius) y Giger se vió excluido de la película de David Lynch que finalmente se rodó y estrenó con moderado éxito.
GIGER Y EL CULTO SATANICO
Giger volvió a Suiza dejando a su novia en Port Lligat. Dalí la propulsó hacia el mundo de las modelos y la incluyó en su corte de incondicionales. Luego intentó casarla con un hippi: "quería celebrar en persona la boda y luego vigilar los consiguientes rituales". Sabemos ya a lo que se refiere. Así que, constrito y arrepentido Giger retornó a los valles suizos no sin antes detenerse en París donde se inauguraba una exposición sobre el diablo cuyo cartel había diseñado...
El demonio le atraía profundamente. Tiempo atrás un amigo suyo le había regalado una cabeza del diablo que incluyó entre su colección de objetos ocultistas como su ejemplar más apreciado. Tenía la particularidad esta cabeza de haber sido recubierta de piel humana; "provenía de algún legado español" recuerda. Dotada de tres cuernos curvos, resultaba evidente que se había utilizado en rituales satánicos y misas negras. Bijan, la persona que le regaló tan siniestro objeto, volvió al cabo de unas semanas a su casa: le dolía la cabeza continuamente y atribuía este estado de salud a la cabeza a la que atribuía fuerzas negativas. Siguiendo su consejo, Giger la arrinconó en el sótano dentro de una caja en donde estuvo unos años hasta que consideró que le daba buena suerte, colocándola en un pedestal.
En el curso de una fiesta un escultor se empeñó en que Giger le regalara la estatua mientras se preparaba para hacer un molde de yeso de la cabeza de una amiga: justo en ese momento una de las muchas velas rojas encendidas en toda la estancia, prendió el vestido de la chica que en instantes se vió envuelta en llamas y con graves quemaduras de tercer grado. No fue el único sobresalto que la cabeza maldita le originó: sin embargo todavía hoy sigue en el sótano de su casa.
¿ARTISTAS O APRENDICES DE BRUJO?
Todos estos casos nos muestran un aspecto inquietante del arte moderno: su relación con un mundo sórdido en el que el satanismo, la magia en el peor de la palabra, la superstición y la sexualidad anómala, adquieren carta de naturaleza. En todos ellos existen aproximaciones directas o indirectas al mundo de la droga, al ocultismo y al oscuro mundo de la cábala.
Están en contacto entre ellos, antes o después unos conocen a los otros, se fotografían juntos e intercambian proyectos: formaron una especie de internacional artística y ciertamente el programa que les une es, como hemos visto, común. Giger llega a alardear de su vocación satánica; las neurosis sexuales resultan en casi todos ellos evidentes y no son el fruto de una sexualidad creativa e imaginativa, con un aspecto morboso como complemento, sino que es ese preciso morbo el que termina por apoderarse todo su líbido llegando hasta lo aberrante y difícilmente justificable incluso por quienes, como nosotros, hemos admirado la buena pintura de Dalí y el buen cine de Passolini.
MAGIA, BRUJERIA, SATANISMO Y PERVERSION EN EL ARTE CONTEMPORANEO
El Tarot atribuido a Dalí es uno de los que han experimentado más difusión en los últimos diez años; sin embargo su origen es prácticamente desconocido y llama la atención que, si bien goza de una difusión extremadamente amplia muy pocos especialistas en cartomancia lo utilizan; es habitual entre estos calificarlo con unas palabras tan reiterativas como definitorias: el "Tarot Dalí" no tiene "buenas vibraciones", "hay algo en él que es negativo, extraño". No ha faltado quien nos lo definiera como "satánico".
El "Tarot Dalí" es el producto de un entorno artístico y cultural en el que lo frívolo, las perversiones eróticas, las supersticiones, el gusto por la magia y la brujería, las mancias e incluso el satanismo, se dan cita. En su época se llamó a este ambiente "la corte de Dalí".
GALA Y LA CARTOMANCIA
Es suficientemente conocido que muchos surrealistas eran grandes aficionados al Tarot; Gala creía firmemente en la capacidad adivinatoria de las cartas y en la suya propia. Para ella no se trataba de un juego, ni mucho menos de una distracción: era el patrón a través del cual analizaba su vida y la de Dalí día a día, actuando en consecuencia según el dictado de los naipes. Gala generó en Dalí el interés por las cartas del Tarot, hasta el punto de que el pintor se dejaba dirigir por las predicciones que Gala diariamente le realizaba al despertar.
El surrealismo ya había manifestado un interés cierto por el Tarot. Bretón mismo lo había loado e incluso durante los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial él y un grupo de acólitos diseñaron un "Tarot Surrealista" repleto de los símbolos y nombres habituales a este corriente.
Se ha dicho que la afición de Gala -y su dependencia- al Tarot procedía del ambiente parisino en donde en los años 20 y 30 era posible encontrar un adivino en cada esquina; posiblemente un amigo de René Crevel, amigo íntimo de Dalí, le ayudó a dar los primeros pasos en este terreno, posiblemente se tratase de algún amigo de René Crevel; no hay datos fiables sobre esto.
La hermana de Gala afirma que ésta aprendió a tirar el Tarot en Rusia. Cuando Gala se enamoró del poeta Paul Eluard en el sanatorio suizo de Clevedel ya sería -siempre según esta versión- una consumada tarotista. El mismo sobrenombre de Gala, procedería también de sus años de juventud. También es cierto que Gala procedía de Rusia, de Kazán, donde existían fuertes asentamientos gitanos; ella misma solía enfatizar su supuesto origen gitano -en otras ocasiones, también con evidente falsedad, se hacía pasar por judía- para justificar su destreza en el manejo del Tarot.
Cuando conoce a Dalí y se une a él ya dominaba la cartomancia. El pintor era el primero en reconocer sus méritos e infalibilidad; cuarenta años despues de encontrarse y de que Gala cotidianamente le realizara sus predicciones, Dalí comentó a Amanda Lear: "Gala lee muy bien las cartas; un día de tirará el Tarot; es extraordinario". Y efecticamente llegó el día en que se las tiró; si hemos de creer el testimonio de Amanda Lear, acertó plenamente: "-conocerás a un hombre joven que te seducirá por su gentileza"... y así fue, en efecto.
Y es que, en definitiva, como veremos, la historia del "Tarot Dalí" pasa por Amanda Lear.
LA INSPIRACION ANDROGINA: AMANDA LEAR
Por esos tiempos Amanda empezaba a frecuentar la "corte" de Dalí en París. Era 1965 lo más duro del rock se polarizaba en torno a los "Rolling Stones", con algunos de cuyos miembros Amanda Lear tenía una estrecha amistad. Fue sin duda su aspecto ambiguo y otros extremos de su físico los que despertaron una irresistible atracción en Dalí; por lo demás, Amanda Lear aprendió pronto los resortes psicológicos del pintor y los supo explotar mientras tuvo necesidad.
Amanda Lear estudiaba Bellas Artes en Londres en el otoño de 1965 y se ganaba la vida como modelo de una agencia parisina. La directora de esta agencia era amiga de Anita Pallemberg, compañera sentimental del "Rolling Stone" Brian Jones, mientras Amanda Lear estaba ligada a "Tara", un amigo de éste. Fue en el curso de una cena en "Chez Castel" cuando Brian Jones, "Tara" y Amanda, coincidieron con la "corte" de Dalí, a uno de cuyos invitados conocían. Es Amanda quien nos describe la escena: "Estaban sentados en una larga mesa presidida por Dalí, sentado en una especie de trono y rodeado de cortesanos, jóvenes preciosos y favoritas".
Dalí inmediatamente se sintió atraido por el físico de Amanda, alta, extremadamente delgada, de rostro agresivo: "¿Amanda? Es bonito, no teníamos ninguna Amanda en la corte" y al día siguiente les cita para comer; ya desde esa primera cita se evidencian los motivos por los que atrae la atención de Dalí: "Tiene usted una buena calavera" opina y dice a los otros: "mirad la buena calidad del esqueleto de Amanda". Luego Dalí les explicará que, en su concepción, el esqueleto es lo más importante, ¿motivo? "es lo que queda tras la muerte". Sin más preámbulos le pregunta si es lesbiana: "Todas las mujeres son un poco lesbianas y todos los muchachos pederastras, como seguramente su amigo, como todos los ingleses de buena calidad".
EL ENTORNO DE DALI. ANDY WARHOL
Dalí en aquella época parecía muy alejado de su período místico, estaba subsumido en un universo extraño, rodeado de personajes que muy poco le podían aportar, frecuentemente advenedizos o simplemente gentes que le ayudaban a satisfacer en alguna medida sus obsesiones voyeristas. Había poca gente capaz de enseñar algo nuevo al pintor de Cadaqués. Todavía no conocía a René Thom; el filósofo neoluliano Francesc Pujols estaba muy anciano y retirado a su "Torre de las Heures" en Martorell y el noble rumano Matyla Ghyka, con quien le unió una buena amistad y el común interés por el "Número de Oro" y la "Divina Proporción" pitagórica, ya había fallecido.
En la "corte" empezaban a prodigarse algunas polémicas figuras del entorno de Andy Warhol: Isabelle Dufresne, a la que Dalí había apodado "Ultra-Violet", y que era uno de los polos de atracción, y en algún momento Candy Darling, travestí particular de Warhol, muerta de cáncer de colon a los pocos meses y a cuyo entierro Dalí envió un suntuoso ramo de flores. Amanda Lear, más adelante, estrecharía sus vínculos con Warhol y volaría hasta la "Factory" de éste en Estados Unidos, verdadero centro de sus actividades artísticas. Desde allí Warhol dirigía la revista "Interview" en uno de cuyos números entrevistó a Dalí que aparecía en portada junto a Gala.
Warhol en aquellos tiempos, como Amanda, frecuentemente tomaban LSD y tenían muchos puntos en común. Dalí no aprobaba enteramente esta adicción, frecuentemente decía que el suyo era un poder alucinógeno superior al LSD y sin necesidad de consumirlo. En cualquier caso se diría que Dalí había encontrado en Warhol una especie de alma gemela muchos de cuyas preferencias sexuales compartía. Luego veremos como en el entorno parisino de Dalí a mediados de los años 60, un contingente notable procedía del ambiente rockero más problemático mientras que otro estaba formado por los colaboradores y amigos de Warhol.
EL SEGUNDO AMOR EN LA VIDA DE DALI
Pocos días después de su primer encuentro, Dalí tiene ocasión de ver el pie desnudo de Amanda Lear; no puede contenerse y muestra su sexualidad fetichista tal cual es: se abalanza sobre el hermoso pié; arrodillado, lo elogia y destaca su clasicismo -el dedo índice más largo que el pulgar- para luego besarlo durante un interminable lapso, jadeando de manera entrecortada y visiblemente alterado: "... estas cosas me causan una terrible impresión", se justifica Dalí, para declararle finalmente "Os amo, es una verdadera pasión, os amo cada vez más". Amanda extrañada recuerda: "[todo aquello] me pareció más una manifestación de fetichismo que un acto de amor". Pero el episodio es importante: Dalí, por segunda vez en su vida, declara su amor; tras Gala es Amanda Lear, el único ser del que se sentirá verdaderamente enamorado.
Dalí pintó a Amanda Lear en varias ocasiones desnuda y conocía perfectamente el secreto de su sexualidad. Aunque, tras haber alcanzado un cierto nivel de popularidad, negó siempre su travestismo, lo cierto es que basó su promoción artística precisamente en la ambigüedad sexual.
Cuando el semanario sensacionalista de extrema-derecha, "Minute", desvela que Amanda Lear es un transexual vietnamita, Dalí, no le reprocha absolutamente nada, sino que elogia esta condición: "Deberías de estar orgullosa, querida, ahora todo el mundo estará doblemente intrigado y te hará la corte. Por lo demás ¿es cierto? no eres ni chica, ni muchacho. Ya te lo he dicho: eres angélica, un arquetipo". Para Dalí la palabra "angélica" tenía el significado equivalente de hermafrodita y andrógino.
La asociación paranoica angélico-andrógino deriva ya de sus tiempos infantiles. Cuenta Dalí que un día sus tíos le obsequian con un disfraz de rey, capa de armiño, corona de oro y cetro blanco incluidos; se los prueba, la suavidad del armiño y la peluca le inducen a desnudarse esa noche ante el espejo; ve que algo sobra, que no entiende para qué puede servir y oculta sus partes entre los muslos, luego se mira satisfecho. Asocia su autodivinización a este impulso hacia la androginia del que la anécdota de su infancia da constancia y que luego reflejará en varios cuadros.
Este impulso vuelve a salir a la superficie en el momento en que siente el flechazo por Gala en 1929. Se enamoró, no de su feminidad, sino de la masculinidad de su espalda que reproducirá en varios cuadros. Pocos años después experimenta una sensación similar hacia la figura de Hitler del cual le excitan particularmente sus "fascinantes caderas blancas y rollizas"; la svástica le empieza a causar alucinaciones paranoicas: "estaba hasta tal punto obsesionado por la svástica que concentré mi delirio sobre la personalidad de Hitler que se me aparecía siempre en mi fantasía como mujer". A medida que Hitler gana poder y peso, la obsesión aumenta hasta alcanzar su punto álgido hacia 1935 cuando confiesa estar "obsesionado por la carne rolliza de Hilter, la más divina carne de una mujer de cutis blanquísimo".
Estas alucinaciones le satisfacen y se recrea en ellas, acaso porque como dice, es el momento en que "por fín rozo la locura".
DE LOS ROLLING A SACHER-MASOCH
A los pocos meses de haber surgido el idilio entre Dalí y amanda Lear, el compañero de ésta, "Tara", se mata en accidente. Amanda conoce a Marian Faithfull, que procedía de una antigua familia austríaca cuyos orígenes se remontaban a las profundidades de la Edad Media. Pero no sería ninguno de sus más remotos antepasados, sino uno de las últimas generaciones quien más daría que hablar, Leopoldo Sacher-Masoch, una de cuyas descendientes, Eva Sacher-Masoch se enamoró de Lord Glyn Faithfull, profesor de lenguas muertas, con quien se casó en 1946. Marian nació un año después.
Cuando tenía 17 años, el consumo de droga era prácticamente legal en el Reino Unido, bastaba una receta para conseguir todo tipo de barbitúricos y unas pocas libras para proveerse de una dosis de LSD. La cocaina costaba 50 libras el frasco y había para varias dosis. En 1964 los Beatles acababan de filmar "Help" y ya resultaba evidente que parte del rodaje se había realizado bajo los efectos de la marihuana. Ligada sentimentalmente a Mick Jager, líder del grupo, la Faithfull atravesó con él el infierno de la droga hasta que ella intentó suicidarse en Australia. Poco antes, el amigo de Amanda Lear, Brian Jones aparecía el 3 de julio de 1968 flotando en su piscina. Una sobredosis de "salbutanol" había acabado con su vida.
En aquel tiempo, según recuerda Amanda Lear, los hippies, juraban por el nombre de Dalí y muchos estaban convencidos de que el pintor era un habitual de la marihuana y el LSD y, en cualquier caso, el profeta de la nueva era. El pintor no hacía sino alimentar esas esperanzas: la túnica blanca que solía lucir en la época y las flores de jazmín que llevaba desde siempre prendidas al pelo en sus veranos de Cadaqués, le habían convertido en una especie de precursor del movimiento hippie.
Pero detrás de toda esta coreografía de flores y efluvios fraternos se cocía una realidad muy distinta en donde las perversiones sexuales ocupaban un lugar privilegiado. El Dalí voyerista tenía su equivalente en el "Rolling" Brian Jones que pagaba por ver números lésbicos entre prostitutas marroquíes y su novia Anita Pallemberg, la otra amiga de Amanda Lear. En una ocasión la Pallemberg se negó y Brian no duda en golpearla con tal dureza que lacera sus carnes con el látigo. Pero ese sadismo está teñido también -como en el caso de Dalí- de una componente masoquista. Con frecuencia Brian Jones le pedía a Anita que representara el papel dominante y lo azotase, cosa que ella hacía gustosa. En cuanto al fetichismo y al travestismo, Brian solía pedir a su novia que lo disfrazara de Françoise Hardy, la cantante francesa, alta, delgada y de cierta dureza y masculinidad de facciones, que hacía de ella otro modelo tan andrógino como podía ser Amanda Lear para Dalí.
Bien es cierto que Brian Jones requería de la droga para estimular sus alucionaciones mientras que a Dalí no le era necesario descender a esos terrenos. Brian, frecuentemente, al consumir LSD, veía monstruos: "¿Puedes verlos? Son terribles, salen del armario", decía asustado. Las cucarachas negras que se le aparecían tienen su equivalente en los saltamontes de las alucinaciones dalinianas.
¿EL TAROT DE DALI O TAROT DE AMANDA?
En el verano de 1966 llegó a Cadaqués el productor de la serie "James Bond", Harry Broccoli con una propuesta para Dalí. Broccoli estaba proyectando un nuevo film de la serie que llevaría el título de "Live and let die" que discurriría en un ambiente de brujería y magia negra. Dalí debería de proyectar unas cartas del tarot que aparecerían en el film y posteriormente serían comercializadas.
El proyecto no llegó a buen puerto -como otros proyectos del mismo estilo- por la suma astronómica exigida por Dalí. Fue precisamente Amanda Lear quien gestionó directamente este tema con Broccoli hasta que, finalmente, las negociaciones se rompieron en Londres. Pero llegado a este punto Dalí ya había hecho algunos bocetos y elaborado ciertas ideas que utilizaría Amanda Lear para componer lo esencial del tarot que conocemos como el "Tarot Dalí".
En realidad Dalí se limitó a entregar unos cuantos libros de arte a Amanda Lear quien provista de unas tijeras y después de aprender durante unas semanas el significado de las cartas y su lectura, realizó los collages sobre los que Dalí se limitó a dar unas pinceladas rápidas y estampar su firma. El peso del trabajo recayó luego sobre el diseñador gráfico y el grabador quienes dieron a las cartas la forma, el marco y el dorso que conocemos. Así pues, a decir verdad, el "Tarot Dalí" debe tanto a Dalí como a Amanda y ambos son en buena medida responsables del carácter siniestro que muchos especialistas han advertido en sus cartas.
LA NEUROSIS SEXUAL DE DALI
A principios de los años 60 la personalidad de Dalí sufrió una regresión en relación a su etapa anterior: parece como si su "período místico" (mediados de los años 40 y todos los 50) hubiera sido desbordado por un impulso hedonista y frívolo que se apoderaría de lo esencial de su personalidad en los siguientes veinte años. En esas fechas aparece la "corte" de Dalí a la que aludía Amanda Lear en su relato, gusta verse rodeado de aduladores a quienes, en realidad, desprecia y que muy poco le pueden aportar, como no sea una satisfacción de sus impulsos eróticos más aberrantes. Amanda Lear es uno de estos personajes que Dalí convierte en fetiche.
No es la única de este género. Marina Lusato, otra "daliniana" de la época, pasada luego a crítica furibunda contra el pintor nos describe como se vió envuelta en una experiencia alucinante: los ayudantes de Dalí habían preparado un largo tubo de tela granate, sujeto al techo con anillas de plástico, que Marina Lusato debía cruzar desnuda. Se adentró en el tubo reptando, gimiendo, agobiada por la estrechez del espacio y por la dificultad para alcanzar la meta, desesperada, angustiada y claustrofóbica; Dalí le explicó finalmente que había conseguido invertir el proceso biológico del parto; "en vez de salir un hombre del útero femenino, una mujer acaba de nacer del falo". Marina Lusato a partir de ese momento no tuvo la menor duda que muchas de las supuestas excentricidades de Dalí no eran tales, sino simplemente manifestaciones de una muy aguda neurosis sexual.
Pues bien, esta neurosis se fue acentuando con el paso de los años y alcanzó sus más altas cotas en la década de los 60 coincidiendo precisamente con el ascenso del movimiento hippi y con la aparición de una nueva moral sexual y un relajamiento de las costumbres traida por fenómenos tan diversos como la aparición de la minifalda, el gran momento del rock, la contestación estudiantil, la píldora, el nacimiento de la contracultura y el underground, etc.
CON URI GELLER: ESPIRITUALIDAD, SUPERSTICIO, MAGIA
Hacia finales de los años 60 y durante todos los 70, el vidente y paragnosta judío Uri Geller viajó por el mundo sorprendiendo por su capacidad para regenerar relojes aparentemente estropeados, para doblar cucharillas de café, etc, capacidades propias de cualquier espectáculo de "music-hall", pero que fueron presentadas como derivadas de sus supuestos "poderes psíquicos".
Uri Geller fue a ver a Dalí en Barcelona y en su presencia dobló una cucharilla y varios pequeños objetos metálicos. Esto era mucho más de lo que Dalí podía soportar; los ojos negros y penetrantes de Geller le ponía nervioso y sentía como le restaba capacidad de concentración. Para colmo Geller fue capaz de describir los objetos que se encontraban en la habitación de Amanda, con la precisión de alguién que los había visto; finalmente le bastó tocar una casette en la que ésta tenía grabada una de sus últimas canciones para predecir que sería un éxito, así como de tararear una melodía del mismo disco compuesta por ella y que nadia más conocía... Dalí simuló escepticismo ante todos estos fenómenos, pero lo cierto es que Uri Geller le impresionó. Dijo a uno de su colaboradores: "- Es temible este patatovski. Sus ojos me aterrorizan".
MAGIA Y SUPERSTICION
No es en la única ocasión en que el pintor evidencia rasgos supersticiosos. Frecuentemente la búsqueda de la verdadera espiritualidad si resulta frustrada deriva por el camino de la hechicería o la superstición y éste último es el caso de Dalí. Alardeaba de haber encontrado en unos de sus primeros paseos con Gala por las playas de Port Lligat el resto de un naufragio del que desprendió un par de astillas que siempre la pareja llevaba consigo: "No lo abandono nunca, protege de todos los males" decía Dalí a Amanda tendiéndole la miserable madera: "Tenga, béselo". Amanda no pudo sino experimentar una cierta repugnancia ante aquella hastilla pútrida que Dalí conservaba siempre envuelta en seda. Fue precisamente tras morir Gala cuando Dalí recibió por última vez a Amanda, en plena oscuridad, para evitar que viera su deterioro físico y solo con la promesa de que no haría ninguna declaración a la prensa. Amanda le dijo simplemente "os he amando tanto...", "yo también" respondió Dalí y le entregó un objeto envuelto en seda: era la madera que Gala había llevado consigo durante 50 años, el talismán de la suerte.
Así mismo se sabe que Dalí tenía una prevención total hacia el color verde: "!Ah el verde! !nunca el verde!" solía decir.
La gran amiga de Gala, la pintora argentina Leonor Fini, era, igualmente, amiga de la magia y creyente sin reservas del Tarot y la Astrología. Solía discutir con Dalí sobre estos temas. La Fini le recordó en cierta ocasión que él también era un "creyente": "La magia, si... es necesario leer a Lulio, las recetas de magia cotidiana, de Giambattista della Porta, el hermetismo e incluso Freud...[la magia] es la religión más primitiva y antigua que existe. El hombre tiene siempre necesidad de magia. La superstición es la aplicación de la magia a la vida cotidiana".
CON PASOLINI Y FELLINI. DOS FATALIDADES SEXUALES..
Hemos comentado muy de pasada las relaciones entre Dalí y Andy Warhol y los múltiples aspectos comunes de sus carácteres y las tendencias que compartían. Máximo representante del pop-art, Warhol era un artista particular. Consideraba su arte como una industria, no en vano llamo a su taller "the factory", y sus producciones a pesar de ser muy apreciadas por la jet-set evidenciaban una vulgaridad buscada, querida y deseada por el autor. Recuérdese su repetición obsesiva de la lata de sopas Campbell por no hablar de sus serigrafías repetidas hasta el infinito, con leves variaciones de color, de Marilyn Monroe, Elvis Presley, o sus copias de comics de pésima calidad gráfica como Dick Tracy. Con Warhol la vulgaridad y habitualmente lo zafio penetran en las casas de los magnates de la industria y adornan sus paredes.
Al margen de su valoración estética que el tiempo se encargará de situar en su justa dimensión, el entorno de Andy Warhol estaba constituido por hijos ociosos de familias notables a quienes nunca les había faltado dinero para el consumo de alucinógenos, sexualidad ambigua, snobismo, gusto por la provocación, amoralidad y publics-relations con unos críticos, que en buena medida pertenecían a éste mismo ambiente. Aun a riesgo de parecer conservadores en nuestras opiniones -que no lo somos- hemos tenido la sensación de que en el entorno de Warhol existía algo enfermizo, decadente y degradado. Es la misma sensación que hemos tenido ante algunos aspectos de Dalí y es precisamente esta tendencia la que hizo que ambos personajes sintonizaran a la perfección. Pero no fueron solamente Dalí y Warhol quienes tuvieron puntos decadentes en común. Hace falta seguir la pista de otros notables personajes del mundo de las artes que también se aproximaron en algún momento de su vida a Dalí. Vamos a citar dos en concreto: Pier Paolo Passolini y Federico Felllini.
Una parte muy notable de la producción de Passolini está invadida por la estética de lo desagradable; en los años 70 esta vocación era muy apreciada por los críticos como una forma de provocación. Ubicado en la izquierda ultraprogresista, este ambiente afirmaba que Passolini no hacía otra cosa que provocar a la burguesía conservadora, echándole en cara sus vicios más degradados desde una saludable alegría de vivir. Pero todo esto era un espejismo momentáneo y hoy varios filmes de Passolini al ser nuevamente visualizados adquieren un carácter desagradable, decadente y pervertido.
Passolini tras acabar su infame "Saló o los 120 días de Sodoma" recurrió a Dalí para que éste le realizara el cartel anunciador de la película. Si no lograron ponerse de acuerdo fue, una vez más, por las exigencias astrónomicas del pintor en materia económica; pero no albergamos ninguna duda que la estética de la película satisfizo profundamente al pintor. Passolini, además, compartía con Dalí la afición por las deformidades y no dudó en colocar en algunas de sus películas jorobados, enanos, etc.
Federico Fellini, otro amigo de Dalí, tenía unas tendencias relativamente similares, pero limitadas a la hipermastia. En efecto, los senos femeninos desmesurados le atraían irresistiblemente, hasta el punto de que cuando Amanda Lear le sondeó para ser contratada en una de sus películas, Fellini la disuadió con unas palabras cariñosas pero significativas: "Eres bella, muy bZXC ella. Comprende... busco mujeres de 150 kg., enanos y monstruos, no rubias hermosas".
Ese mismo gusto por lo "freak" llevaba a Dalí, cada vez que visitaba Barcelona, a ver espectáculos de "revista" en el Paralelo. Le atraían sobremanera las "Chicas de Colsada", espectaculares, exuberantes todas, alzadas en unos tacones increibles que acentuaban su, ya de por sí notable altura; ante ellas se encuentran hombres débiles y frecuentemente ridículos, pequeños, esqueléticos, de los que el bueno de Luis Cuenca es el paradigma. No era precisamente un par de horas de diversión lo que Dalí encontraba allí, sino la dramatización en forma de revista musical de su concepción de la sexualidad, la vida y el mundo: un mundo dominado por lo femenino y subordinado a ello. Dalí, siempre fue el primero en dudar de su propia virilidad.
Diríase que la tensión mística que evidencian los dos famosos cuadros de las "madonas de Port Lligat", o la "Ultima Cera" o "El Cristo de Cadaqués", no ha desembocado en una experiencia interior de liberación del espíritu. Es entonces cuando la mujer mística para él se convierte en la amazona, la mujer viril y guerrera, luchadora e irrespetuosa para con el principio viril al que solo desea humillar y derrotar, tema este resuelto, no solo en los espectáculos del Teatro Apolo, sino en las experiencias y pulsiones masoquistas del propio Dalí y en las constantes infidelidades de Gala ("Soy el rey de los cornudos" alardeó).
ALIEN EN PORT LLIGAT
Este retablo de artistas contemporáneos que conocieron y trataron a Dalí no estaría del todo completo sino aludiéramos a H.G. Giger, cuyo salto a la fama se produjo tras el rodaje de la película "Alien, el octavo pasajero", película que le reportó el oscar por "best achievement for visual effects" en la edición de 1980. Cuando eso ocurre Giger tenía tras de sí una larga, siniestra y extraña historia como artista.
Nacido en Suiza en 1940, confiesa en su autobiografía que ya desde pequeño huía de la luz del sol y le interesaban solo los lugares oscuros y lobregos, "tan pronto como pude hacerlo solo, empecé a vestir de negro" añade y luego recuerda que el lugar en el que mejor pasaba sus momentos de infancia era "bajo una mesa, el más oscuro de toda la casa".
Sus impresiones de infancia le marcaron profundamente en especial el Cristo sangrante y agónico ante el cual los niños de su colegio debían rezar. Pero, al igual que el protagonista de "La Naranja Mecánica" de Kuprick, no siente dolor por el sufrimiento de Cristo, sino una especie de satisfacción sádica. Este sadismo infantil lo reaviva en la escuela. Solían desplazarse a una colina donde años antes ahorcaban a los reos y allí jugaban a los caballos, escribe al respecto: "Tía Grittli repartía a cada pareja de niños arreos de caballo y un látigo. Por supuesto, el caballo siempre eran las niñas. Muy pocas veces era al revés y yo disfrutaba con anticipación de los maltratos y los latigazos" añade: "Era una pena que no estuviese muy bien visto pegarle a las niñas"...
Su padre era farmacéutico en un tiempo en el cual aun se utilizaban sanguijuelas para realizar sangrías. El joven Giger observaba con deleite estos animales que luego debía repartir a unos y otros clientes; cuenta como las trataba primorosamente sabiendo que su destino es chupar sangre. La siguiente muestra de neurosis sexual en Giger es su afición hacia los revólveres. De pequeño fabricaba balas de plomo con los moldes que su padre utilizada para hacer supositorios. Llamaba a esto "mi trabajo de alquimia". Desde esas lejanas fechas siempre le gustó posar disparando. Inútil recordar que el revolver ha aparecido en ciertos enfermos mentales como evidencia de un complejo de castración. Explica al respecto: "Acerca de las pistolas y los revólveres o se piensa muy negativamente por ser portadores de la muerte, o lo fascinan a uno, como me sucedió a mí cuando tenía ocho años".
En 1957 aparecen sus primeros dibujos que bien podría haber firmado Dalí y que coloca en su "cuarto oscuro", una habitación íntima que decora a su antojo con escenas absolutamente espectrales y siniestras. Más adelante descubrirá las posibilidades de la fotografía para fijar la realidad; en ese período sus preferencias se van orientando hacia lo sórdido, deforme, fálico y visionario. Llegará a encargar un carpintero que le arme una guillotina de tamaño natural. Y anota en sus recuerdos: "... de pronto me pareció aburrido decapitar los maniquíes que tenía en mi cuarto oscuro. Ya que eran de plástico, después de arrancarles la cabeza, hubiese podido volver a colocársela". Sus lecturas favoritas eran "El fantasma de la ópera" y "El gabinete de las figuras del Museo de Cera".
A partir de 1966 se interesará por Lovecraft e incluso ilustrará una edición de "El Necronomicrón", libro imaginario que el novelista americano incluye en muchos de sus relatos, atribuido por él, al "árabe loco Abdul Al-Hazred". Se interesa por Lovecraft y busca datos sobre él y sobre el origen de sus "mitos de Cthulhu": "... llegué a un escritor de Nueva Inglaterra (EEUU) que poseía una buena biblioteca de esoterismo, heredada de su padre, que había sido miembro de una logia egipcia". Evidentemente alude a una logia dependiente del Rito de Menphis-Misraïm.
La muerte le provoca estímulos agradables: cuando vé a un espantapájaros realiza una asociación paranoico-crítica al más puro estilo daliniano y cree haber visto a un hombre empalado. Pero la mayor de las impresiones se la provoca una foto real, la que le muestra un amigo sobre la tortura a la que fue sometido el asesino del emperador de China en 1904: "Habían empalado a la víctima en un madero y la chusma que lo rodeaba le ccortaba lentamente miembro por miembro. No podré olvidar nunca su cara deformada por el dolor". El mito de Drácula le seduce en demasía, pero no una versión cualquiera del film sino solamente "exceptuando "Nosferatu", la versión de Andy Warhol, "Drácula"". A este respecto quizás sea el momento de recordar que Amanda Lear fue lanzada publicitariamente como "cantante transexual nacida en transilvania".
ALEJANDRO JODOROWSKY: DIBUJANTE Y KHABALISTA
En 1975, Giger viajará a Port Lligat junto con su novia, justo en un momento en el que Amanda Lear se encontraba allí. Había entablado relación con el pintor a través de Bob Ventosa, un norteamericano, que cultivaba el estilo realista-fantástico, asentado en Cadaqués y que frecuentaba a los Dalí. Dalí, por esas fechas, ya conocía la obra de Giger que le llamaba poderosamente la atención convencido de que se trataba de un alma gemela. Por entonces Alejandro Jodorowsky trabajaba en el proyecto de una película, "Dune", basada en la novela del mismo título y pretendía que Dalí y Amanda Lear participaran en el reparto con los papeles de el emperador y su hija. Una serie de circunstancias aparcaron el proyecto temporalmente y finalmente decidieron prescindir de Dalí.
Jodorowsky, a todo esto, atravesaba una época dominada por un seudo-misticismo cabalístico -en la que todavía sigue- que le llevó a redactar los guiones excepcionalmente retorcidos y opacos que luego Moebius llevó a comic con el nombre de "El incal luz", "El incal negro", "Lo que está arriba..." (alusión a la primera frase de la Table Esmeraldina: "lo que está arriba es como lo que está abajo"), etc. en donde las influencias del Tarot y de la cábala hebrea son evidentes. El protagonista de estos relatos es, por lo demás, un tal "Jhon Deefool", síntesis del nombre del célebre alquimista inglés Jhon Dee y de la primera carta del tarot, The Fool...
Giger en Port Lligat fue presentado por Dalí a Gala como un "especialista en monstruos y nightmares". Gala opinó que "yo solo llevaba una máscara, puesto que mi mundo pictórico encajaba perfectamente conmigo mismo y con mi personalidad interna. Acto seguido empezó a contarme su vida. Renegaba de la maldad del mundo. De verdad Gala fue una de las mujeres más impresionantes que he conocido en mi vida". El proyecto de "Dune" no progresó, Jodorowsky contrató al dibujante Voss (originario del grupo "Metal Hurlan", como Moebius) y Giger se vió excluido de la película de David Lynch que finalmente se rodó y estrenó con moderado éxito.
GIGER Y EL CULTO SATANICO
Giger volvió a Suiza dejando a su novia en Port Lligat. Dalí la propulsó hacia el mundo de las modelos y la incluyó en su corte de incondicionales. Luego intentó casarla con un hippi: "quería celebrar en persona la boda y luego vigilar los consiguientes rituales". Sabemos ya a lo que se refiere. Así que, constrito y arrepentido Giger retornó a los valles suizos no sin antes detenerse en París donde se inauguraba una exposición sobre el diablo cuyo cartel había diseñado...
El demonio le atraía profundamente. Tiempo atrás un amigo suyo le había regalado una cabeza del diablo que incluyó entre su colección de objetos ocultistas como su ejemplar más apreciado. Tenía la particularidad esta cabeza de haber sido recubierta de piel humana; "provenía de algún legado español" recuerda. Dotada de tres cuernos curvos, resultaba evidente que se había utilizado en rituales satánicos y misas negras. Bijan, la persona que le regaló tan siniestro objeto, volvió al cabo de unas semanas a su casa: le dolía la cabeza continuamente y atribuía este estado de salud a la cabeza a la que atribuía fuerzas negativas. Siguiendo su consejo, Giger la arrinconó en el sótano dentro de una caja en donde estuvo unos años hasta que consideró que le daba buena suerte, colocándola en un pedestal.
En el curso de una fiesta un escultor se empeñó en que Giger le regalara la estatua mientras se preparaba para hacer un molde de yeso de la cabeza de una amiga: justo en ese momento una de las muchas velas rojas encendidas en toda la estancia, prendió el vestido de la chica que en instantes se vió envuelta en llamas y con graves quemaduras de tercer grado. No fue el único sobresalto que la cabeza maldita le originó: sin embargo todavía hoy sigue en el sótano de su casa.
¿ARTISTAS O APRENDICES DE BRUJO?
Todos estos casos nos muestran un aspecto inquietante del arte moderno: su relación con un mundo sórdido en el que el satanismo, la magia en el peor de la palabra, la superstición y la sexualidad anómala, adquieren carta de naturaleza. En todos ellos existen aproximaciones directas o indirectas al mundo de la droga, al ocultismo y al oscuro mundo de la cábala.
Están en contacto entre ellos, antes o después unos conocen a los otros, se fotografían juntos e intercambian proyectos: formaron una especie de internacional artística y ciertamente el programa que les une es, como hemos visto, común. Giger llega a alardear de su vocación satánica; las neurosis sexuales resultan en casi todos ellos evidentes y no son el fruto de una sexualidad creativa e imaginativa, con un aspecto morboso como complemento, sino que es ese preciso morbo el que termina por apoderarse todo su líbido llegando hasta lo aberrante y difícilmente justificable incluso por quienes, como nosotros, hemos admirado la buena pintura de Dalí y el buen cine de Passolini.
jueves, 29 de mayo de 2008
LA LOCURA DE LOS PSIQUIATRAS - Para enterrar definitivamente el freudismo
En otro tiempo incontestable, el psicoanálisis sufre hoy ataques por todos los frentes. Se duda de su eficacia terapeutica, se cuestionan sus bases e incluso se pone en entredicho la estabilidad mental de su fundador y de muchos de sus exponentes. Cuando se ha cumplido un centenario desde los primeros trabajos de Freud, es lícito preguntarse que queda de la psiquiatría freudiana y de sus continuadores... pero ello implica realizar una excursión por un terreno resbaladizo en el que frecuentemente se cae en lo paranormal.
EL PUNTO DE PARTIDA DEL PSICOANALISIS: UNA RAYA DE COCAINA
El 2 de junio de 1884 un hombre escribía a su novia: "...si te atreves, veremos quién es el más fuerte, una dulce chiquilla que no come lo necesario o un hombretón fogoso que lleva cocaína en el cuerpo". El autor de la carta era Sigmund Freud que a continuación añadía: "En mi última depresión seria tomé de nuevo la cocaina y una pequeña dosis me llevó a las alturas de manera prodigiosa"; la frase bien parece un slogan publicitario del Cartel de Medellín...
Es importante subrayar que este párrafo no tiene nada que ver con el interés médico-científico de Freud por la cocaina: refleja solo una adicción viciosa. En 1886 el doctor Erlenmayer, definió a la cocaina como "el tercer azote de la humanidad", despues del alcohol y la morfina. Cuando Freud experimentaba con cocaina, otros muchos muchos científicos ya habían dictaminado lo peligroso de esta droga y estudiado sus efectos nocivos sobre el organismo.
La fijación de Freud por la cocaina y su afición a ingerirla es significativa en más de un aspecto. Hace falta considerar el poder afrodisíaco de esta droga para advertir que ya, desde su juventud, el factor erótico tenía un peso anómalo en su ecuación personal. La cocaina efectivamente, no es solo un tonificante muscular, el sector que activa con más violencia y de manera más compulsiva es la imaginación erótica.
El flujo de sugerencias e imágenes eróticas que invaden el cerebro son el principal elemento creador de adicción. Y en Freud esto no fue diferente. Sin embargo, Freud intentó durante unos años edificar una teoría médica, acaso para justificar su adicción, afirmando contra toda lógica que la cocaina curaba distintos tipos de enfermedades, desde la morfinomanía, hasta el dolor de estómago, pasando por las enfermedades cardíacas y las manías depresivas.
Es innegable que Freud, a lo largo de toda su vida, fue un paciente y minucioso observador de sí mismo: lo que valía para él, aquello que le atraía, tendía a generalizarlo hasta alcanzar valor para los demás. No es de extrañar que, sobre esta base tan poco científica, estableciera la sexualidad como nudo de todos los conflictos de la psique.
Probablemente si la cocaina no hubiera estimulado la mentalidad erótica de Freud como solo esta droga puede hacerlo, el psicoanálisis no hubiera colocado tanto énfasis en la sexualidad. De ahí que el episodio de la cocaina no sea un mero accidente en el freudismo, sino la primera piedra sobre la que se edificó luego todo el sistema.
La adicción a cualquier droga, despues de ser abandonada, crea siempre un vacío que ya nada puede colmar jamás. Freud intentó olvidar este episodio volcándose en una nueva dirección -la psiquiatría analítica- pero sus contenidos denotan que, efectivamente, nunca terminó de superar el recuerdo de sus excesos cocaínicos.
FREUD EL HIPNOTIZADOR
El nacimiento de la terapia psicoanalítica debe también mucho al fracaso de Freud como hipnotizador. En la última década del siglo XIX, famosos psiquiatras como Charcot (de quien Freud se decía discípulo y con quien trabajó en la siniestra clínica parisina de la Salpetriere para enfermos mentales), Bernheim, Liebeault o Breuler, utilizaban la hipnosis para curar ciertas depresiones y afecciones hitéricas. Freud fue uno de ellos.
Aprendió la técnica del propio Charcot, pero hacia 1890 empezó a convercerse de que jamás sobresaldría como hipnotizador. No es que dudara en aquel momento de la eficacia de la hipnosis, era que carecía de cualidades de hipnotizador. Se terminó convenciendo cuando, tras la preparación previa, con el consabido péndulo moviéndose ante los ojos de una paciente, le ordenó que se durmiera; por fin, sentenció imperioso: "Ya está dormida". La muchacha, sin inmutarse abrió los ojos: "No, doctor; no me he dormido".
Este hecho es igualmente significativo en el nacimiento del psicoanálisis. El hipnotizador consigue resultados solo con individuos altamente sugestionables y cuando es capaz de imponer su personalidad a la del hipnotizado. Freud carecía de esta capacidad. Charcot, en cambio no. Casi nadie dudó en su tiempo que, Charcot era capaz de hipnotizar con suma facilidad a todo tipo de pacientes y en ese estado les ordenaba que olvidaran síntomas de sus enfermedades; una vez regresados del trance éstos parecían haber mejorado su salud. Por el contrario, podía infundir símtomas histéricos a pacientes que jamás habían estado aquejados por esta enfermedad.
Todo esto no se situaba precisamente dentro de las coordenadas positivistas y científicas que dominaron la evolución del saber entre finales del siglo XIX y principios del XX. Más parecen propias de un espectáculo de variedades.
FREUD Y FLIESS: LA KABBALAH NUMERICA
El psicoanálisis tuvo mucho más contactos con lo irracional. Wilhem Fliess, amigo íntimo de Freud, frenólogo, tenía ciertos conocimientos de khabala hebrea, en particular, estaba obsesionado por la numerología y supo transmitir esta obsesión al propio Freud, hasta bien entrada la madurez. Este, inducido por Fliess, creyó hasta 1920 que la vida del hombre se gobernaba por ciclos de 28 días en la mujer y de 23 días en el varón. Las relaciones hombre-mujer estarían marcadas por las cifras 5 (28 - 23) y 51 (28 + 23).
Fliess, como Freud, eran judíos. Como se sabe la khabala (= tradición) es el compendio de esoterismo hebreo que atribuye gran importancia a la numerología. Cada letra del alfabeto hebreo tiene un valor numérico y la suma de las letras de una palabra da una cifra concreta. Puede darse el caso de palabras con distinto significado, cuyo valor numérico sea el mismo: se dice entonces que ambas palabras contienen conceptos identificables. La khabala floreció en el judaismo medieval y lo que se encuentra en tandem Fliess-Freud es un eco remoto y cortado de todo contacto con la tradición hebrea.
Pero hay otro eco, igualmente lejano, del hebraismo en la obra de Freud. Nos referimos a los sueños. El hebraismo, ya desde los tiempos bíblicos, había hecho de la interpretación de los sueños una especialidad sacerdotal. Existía toda una codificación de los distintos tipos de sueños, que se suponía albergaban contenidos premonitorios.
Todas las civilizaciones tradicionales insistieron en el análisis de los sueños: era en el sueño, cuando el espíritu se liberaba expontáneamente de la cárcel de la materia y volaba solo. Esta experiencia incondicionada, estaba más allá del espacio y del tiempo, por tanto, podía ser utilizado con fines paranormales: adivinación, videncia, etc. siempre dentro de un contexto sagrado: era el sacerdote, quien interpretaba el sueño, no un profano.
Freud, lo que hace, es abordar el estudio de los sueños desde una perspectiva laica y pansexual. Los reflejos del sueño, no serán otros que los que deriven de la líbido, condicionante universal, no tendrán ningún poder premonitorio, sino que serán un reflejo de los bajos fondos de la psique, que sacarían a la superficie y permitían intuir lo que el paciente, inconscientemente, se negaba a revelar a su psicoanalista.
CONSCIENTE Y SUBCONSCIENTE: LA ESPADA ROTA Y EL REINO DE NEPTUNO
El gran mérito de Freud consistió en enunciar, en un momento en el que el materialismo y el positivismo inhundaban todos los aspectos del universo científico, la existencia de una región inferior a la conciencia ordinaria pero que influye en ésta, el "subconsciente" y lo condiciona.
La idea de esta región situada por debajo de la conciencia ordinaria no era de Freud, si bien la popularizó él. En el remoto pasado védico, los sabios hindúes ya habían teorizado sobre la diferencia entre "samskara" y "vasana". El mundo clásico greco- latino aludió a las "oscuras profundidades del reino de Neptuno en donde moran terribles monstruos", aludiendo al subconsciente o inconsciente. En los relatos graélicos y en las sagas nórdicas se aludía a la enigmática presencia de espadas rotas que el héroe debe unir, haciendo referencia a las dos partes de la conciencia que debe unificar y sacar a la superficie.
En un período más reciente, desde Gustav le Bon hasta von Hartman aludieron a un mismo orden de ideas. El propio Franz Messmer que hizo furor a principios del siglo XIX con su teoría sobre el magnetismo animal y sus capacidades como hipnotizador, pueden ser considerados como redescubridores de esta dicotomía entre conciencia ordinaria y subconsciente.
Ahorabien, el concepto freudiano adolece en un aspecto fundamental: Freud considera solo los aspectos negativos de una componente "infernal" en la mentalidad humana, en absoluto de una componente "divina". Freud solo se fija en lo que está "por debajo" de la conciencia ordinaria, nunca en lo que puede estas "por encima" de la misma.
De la misma forma que la personalidad humana puede sufrir dos tipos de disolución -en el seno de la masa o disolverse en el curso de una experiencia mística disolucion "hacia abajo" una y "disolución por arriba", la otra-, también la conciencia ordinaria puede ser trascendida. El hombre así considerado, desde el punto de vista freudiano, es un hombre roto, lejos de una integridad totalizadora, amputado de toda aspiración hacia la trascendencia que es considerada como una neurosis.
EL SEXO COMO FUENTE DE NEUROSIS
El aspecto más extremista de la teoría psicoanalítica es precisamente el percibir en la sexualidad el origen de toda neurosis, y más específicamente en la sexualidad infantil. "El niño tiene un deseo innato de tener relación sexual con su madre, pero se siente amenazado en la ejecución de estos deseos por el padre, que parece tener derechos de prioridad sobre la madre. El niño desarrolla ansiedades de castración al darse cuenta de que su hermana no posee un pene, el maravilloso juguete que tanto significa para él y su miedo agravado le hace rendirse y
"reprimir" todos esos deseos inconvenientes, que viven, como en el famoso Complejo de Edipto, en el subconsciente, promocionando toda suerte de terribles síntomas en la vida posterior". Tal es el resumen que el profesor Eysenk hace de la médula de la teoría freudiana.
Solamente la historia de la cultura occidental ha alcanzado un grado tal de aberración, cuando Lutero definió el alma humana como un burro que no importa si es montado por Dios o por el Diablo... Cualquier persona de espíritu sano que sienta por sus padres y hermanos un normal y natural amor desinteresado y puro, puede percibir en las teorías de Freud un aroma insano y enfermizo y si escarba un poco más y comprueba la ausencia absoluta de pruebas científicas que demuestren tales perversiones, no dudará en atribuir a una mente enferma tales enunciados: de la misma forma que el GULAG estaba en Marx, la enfermedad mental anidaba en Freud.
LA EXTRAÑA SECTA DEL DOCTOR FREUD
Llama la atención, desde el primer momento, que el freudismo buscó organizarse en la Asociación Psicoanalítica de Viena, primero y luego en la Asociación Psicoanalítica Internacional. En ambos casos, estuvo presente un aroma sectario.
La secta del doctor Freud, como cualquier otra secta
1) rendía fidelidad acrítica al "gurú",
2) se creía detentadora absoluta de la "verdad" ("Estamos en posesión de la verdad; tanto ahora como hace 15 años". Freud),
3) toda desviación de la verdad oficial establecida por el "gurú" era castigada con la expulsión y el ostracismo (casos de Adler, Rank, Jung),
4) la secta tiene sus propias joyas y signos de reconocimiento: una entalladura griega antigua, en un anillo de oro distribuidos por el propio Freud a los más fieles, y
5) la secta tiene su "capítulo secreto": compuesto por psiquiatras psicoanalizados por el propio Freud, quien impuso el carácter secreto de este "comité". )Se trataba o no de una secta?
Solamente ha existido una secta en este siglo que pudiera ser similar en su actuar a la organizada por el doctor Freud: el movimiento surrealista cuyo interés y puntos de contacto con el psicoanálisis son evidentes. Constituido en torno a André Bretón, Louis Aragon, Paul Eluard, etc. tuvo su papa -el propio Bretón-, su libro sagrado (los distintos manifiestos surreaistas), sus sacerdotes (los poetas, escritores, pintores y cineastas), sus damas inspiradoras (Lou Salomé en el psicoanálisis y Gala en el surrealismo), sus disidentes (el propio Dalí entre otros), sus contactos con el universo paranormal (en el surrealismo abundaron tarotistas, ocultistas, libros escritos en estado de trance, etc.).
Si las similitudes entre freudismo y surrealismo son, al menos a nivel formal, evidentes, hay que reconocer en beneficio de éste último, que nunca pretendió aureolarse de aspiraciones cientificistas, ni pretendió ser redentor de almas sufrientes.
¿REALMENTE CURA EL PSICOANALISIS?. EFECTO PLACEBO Y EFECTO DOLEBO
El profesor Eysenk en su libro "Decadencia y caida del Imperio Freudiano" recuerda las características del paciente ideal: "Preferentemente debería ser joven, bien educado, no demasiado seriamente enfermo y razonablemente rico...", aun así no se le garantiza, ni el tiempo que va a durar el tratamiento, ni si va a dar resultado. Si finalmente el paciente se cura es por obra del psioanálisis, si persiste en su patología es que no ha alcanzado a saber explicar en qué consiste su problema. Ahora bien, cuando en medicina un tratamiento fracasa es que la teoría sobre la que se basa es incorrecta; Freud insiste en que un tratamiento puede no funcionar -por motivos desconocidos- aunque la teoría sea correcta. Por el contrario, no duda en descalificar tratamientos alternativos que tienen éxito en pacientes sobre los que el psicoanálisis ha fracasado, en tanto que se basan en "teorías erróneas".
Así por ejemplo el psiquiatra freudiano que trate un caso de agrofobia se preocupará por conocer el origen del mal e interminablemente obligará al paciente a que se explaye sobre los más nimios recuerdos de su infancia con la esperanza de poder encontrar una pista que le permita comprender las motivaciones profundas. Aun en el caso -estadíticamente no muy alto- que consiguiera conocer el origen infantil de la fobia, no se asegura que la psiquiatría analítica pudiera curarlo. Un psicólogo no freudiano, conductivista, se limitaría a acompañar al paciente al campo y, por mucho que sea su inquietud inicial, le conminará a que siga allí; hasta que el terror a los espacios abiertos se disipe por sí mismo y el paciente comprueba -a la fuerza- que nada debe temer. El adiestramiento basado en la educación, es anatemizado por los freudianos. En efecto, es más simple, menos costoso para el paciente y aporta menos beneficios al terapeuta...
Sin embargo, es cierto que algunos pacientes del psicoanálisis se curan. Esto no demuestra en absoluto la bondad de la teoría. Generalmente los pacientes acuden a un psiquiatra cuando ya están muy destrozados por la enfermedad; en ese momento ya existen pocas posibilidades de que puedan empeorar más. Por otra parte, es cierto que un porcentaje alto de neurosis se curan por sí mismas despues de hacer crisis, sin ayuda de nadie. En el resto, entra en juego el llamado efecto placebo: es decir, un tratamiento que no aporta nada, absolutamente inócuo pero que al infundir confianza en el paciente, contribuye a sanarlo de sus males, al menos temporalmente. El psiquiatra, como cualquier persona aun carente de titulación académica, pero que sepa escuchar pacientemente, ofrece un punto de apoyo sobre el que propulsar el "efecto placebo".
Ahora bien, también se ha estudiado, el efecto contrario, lo que podríamos llamar "efecto dolebo". Algunas terapias hacen más mal que bien. Obsérvese sino el siguiente relato que tiene como protagonistas al propio Freud y a una de sus pacientes más famosas "Dora", entresacado del libro de Janet Malcom "El psioanálisis, profesión imposible": "Freud trató a Dora como un adversario mortal. La acorraló a gritos, la puso trampas, la empujó hasta los rincones del estudio, la bombardeó con sus interpretaciones, no le dió cuartel, fue tan intratable, a su manera, como cualquier miembro del siniestro círculo familiar de la enferma, fue demasiado lejos y finalmente la echó" (...) "Dora la dijo que había sufrido un ataque de apendicitis. El Freud lo negó bruscamente y perentoriamente decidió que la apendicitis había sido, en realidad, una preñez histérica que expresaba sus insconscientes fantasías sexuales".
Dora era Ida Bauer, apenas tenía 18 años, era inteligente y hermosa, sufría desmayos, catarros y pérdida ocasional de voz, y otros trastornos. A Freud le importó poco el cuadro médico de la joven, muy sensible por lo demás, ni siquiera se tomó la molestia de proceder a un reconocimiento médico clásico. Puede suponerse el trauma que representó para la muchacha el encontrarse sola, encerrada y sin posibilidad de abandonar la sala, con un sujeto que la acosaba con obscenidades, gratuitas por lo demás. A las pocas semanas Dora abandonó el tratamiento en el mismo estado en que llegó.
No ha sido el único caso. Frecuentemente los psiquiatras inducen en los pacientes el tipo de respuestas que quieren obtener: los psiquiatras freudianos obtienen de sus pacientes "sueños freudianos", los psiquiatras "junguianos", obtienen sueños "junguianos"; los pacientes, poco a poco, a lo largo de los extensos tratamientos, cotejan las preguntas y los comentarios realizados por sus terapeturas y, en muchos casos, suelen dar aquellas respuestas que los psiquiatras esperan obtener de ellos. solo así logran evitar el acoso y eludir terrenos que les parecen insoportables. A partir de aquí, a la dolencia específica del paciente se añade una preocupación suplementaria: el evitar el asedio del psiquiatra. No es raro que pacientes que han llegado en momentos en los que se enfermedad remitía, hayan vuelto a recaer en las más profundas depresiones.
El psiquiatra es humano y nada más que humano, los hay alegres y que irradian bondad, los hay amargados y rasgos crispados; parece demostrado que un psiquiatra abierto, afable y simpático ayuda mucho más a la curación del paciente, que otro psiquiatra distante, aburrido y frío. Esto debería bastar para dudar de la oportunidad del métido freudiano: no es la teoría lo que sana, sino el contacto humano, es decir, no es el título académico, sino la calidad humana, lo que puede curar (efecto placebo) o representar un mal mayor (efecto dolebo).
PSICOANALISIS Y JUDAISMO
A poco de iniciar su andadura, la Sociedad Psicoanalítica de Viena cayó en la cuenta de que estaba formada casi exclusivamente por judíos; hasta el punto de que el propio Freud en carta a uno de sus primeros discípulos Karl Abraham, escribió: "Nuestros camaradas arios nos son indispensables para que el psicoanálisis no sucumba al antisemitismo".
Pero en las décadas siguientes la presencia de judíos, siguió siendo anómala en relación al porcentaje de población de esta raza. Según Fulley Torrey en "La muerte de la psiquiatría", el 50% de los psiquiatras son judíos. Existen otras dos áreas en donde la proporción de judíos es anómala, especialmente en el mundo anglosajón: entre los humoristas y entre los revolucionarios de izquierda. Buena parte de las huestes maoistas, troskystas y anarquistas que impulsaron la revolución de mayo del 68 en París, la nueva izquierda americana, son nombres judíos; otro tanto puede decirse de la mayoría de líderes de la hoy semidesmantelada, pero en otro tiempo, fuerte y activa IV Internacional trotskysta. En cuanto a los humoristas, desde Woody Allen, hasta los
hermanos Marx, pasando por Mel Brooks o Louis de Funes, Jerry Lewis, son algunos entre las docenas los judíos que nos han hecho sonreir o reir a carcajadas.
¿Tiene esto algún significado? contrariamente a lo que piensan los antisemitas, el judío revolucionario, o el judío provisto de un humor ácido y corrosivo, o el mismo psiquiatra freudiano, no suelen ser individuos que frecuenten la sinagoga; es decir, no se trata de judíos religiosos, sino laicos que han abandonado su tradición secular. Carlos Marx fue uno de ellos, como también el doctor Freud y una abrumadora mayoría de miembros de la Asociación Psicoanalítica de Viena: Adler, Rank, Nelken, Ferenczi, Stekel, Abraham, etc.
La segregación del judío se produjo a lo largo de la historia por motivos religiosos; él mismo, para preservar su integridad e identidad, se refugió en la sinagoga y en su tradición. Pero en el caso del judaismo, el factor religioso iba íntimamente ligado al factor racial; de tal forma que el alejamiento de la tradición secular, el abandono de la sinagoga, creaba al judío un problema añadido: seguía siendo judío (al menos en sus carácteres raciales), pero no gozaba de la protección, física y/o psicológica de la sinagoga. Y esté problema estaba muy acentuado en Europa Central durante el siglo pasado hasta la caída del nazismo.
No es de extrañar pues que judíos, alejados de su tradición figuren en las vanguardias más disolventes de la política, la cultura, e incluso la medicina. Alejados de su tradición, no les queda más remedio, para sobrevivir, que demoler los residuos que pudieran quedar en la sociedad burguesa. Esto hace que hayan figurado en las vanguardias más radicales y subversivas. Harina de otro costal es intuir su tal actitud es un mecanismo psicológico inconsciente de autodefensa, o bien una toma de postura deliberada. Existen escritos del propio Freud en defensa de la primera posibilidad; los nazis, por el contrario, creyeron en la segunda; se sabe el horror que siguió.
CARL GUSTAV JUNG: PSICOANALISIS ARIO
Freud consciente de que el psicoanálisis corría el riesgo de ser identificado con el judaismo, no dudó en ofrecer la presidencia de la Asociación Psicoanalítica Internacioanal al "Sigfrido suizo", alto, rubio, bien parecido, con rasgos germánicos e inteligencia aguzada: Carl Gustav Jung.
No pasó mucho tiempo sin que Jung y Freud terminarán por pelearse con la misma virulencia con la que otros disidentes anteriores habían abandonado la secta del doctor Freud: Rank y Adler, ambos, por lo demás, judíos.
Si la figura de Jung viene al caso no es solo por que representara el contrapunto "ario" que Freud deseaba encontrar para parar los golpes antisemitas que podía recibir su movimiento, sino porque Jung, manifestó siempre un particular interés por las doctrinas esotéricas y ocultistas. Sus libros sobre la alquimia o el taoismo rescataron del olvido un precioso material procedente de fuentes tradicionales, mucho más valioso que las interpretaciones a que lo somete.
Pero, aparte de esto, Jung fue siempre ajeno al espíritu de las tradiciones que examinaba. De hecho, estuvo más cerca del ocultismo que de otra cosa: él mismo solía utilizar la oui-ja y participar el sesiones espiritistas, pero, en lo esencial, manifestó una incomprensión similar a la de Freud, por las doctrinas esotéricas en las que tanto se interesó.
Jung atenuó la importancia de la sexualidad en los procesos psicológicos, enució la teoría de un inconsciente colectivo en donde anidarían los arquetipos que se manifestaban en las distintas experiencias místicas y esotéricas, y a través de las cuales explicaba la similitud de experiencias paranormales en personas que no tenían nada que ver entre sí.
Dado que Jung representaba el contrapunto "ario" al psicoanálisis judío, su obra fue apreciada en ciertos medios del régimen nazi, e incluso, él mismo, parece que en algún momento albergó simpatías hacia Hitler.
WILHEM REICH, DEL ANTIFASCISMO A LOS OVNIS PASANDO POR LA PSIQUIATRIA
Durante un tiempo fue frecuente que los psicoanalistas terminaran ante el juzgado de guardia: Ernest Jones, introductor del psicoanalisis en EEUU fue denunciado por intentarse sobrepasar sexualmente con una paciente. También en los EE.UU., Wilhem Reich, psicoanalista de origen alemán emigrado, murió en 1956 de un derrame cerebral en la cárcel, donde se encontraba despues de haber sido condenado por un tribunal.
En la Alemania previa al advenimiento del nazismo, Reich había sido una personalidad excepcional su libro "Psicología de masas del fascismo" dió una respuesta, desde la izquierda intelectual a la explicación del triunfo del nazismo que trascendía con mucho los esquemas propios de la ideología marxista. Reich, fue el primero en reconocer que muchos proletarios habían contribuido al ascenso del nazismo, creyó ver en el nazismo, no tanto la dominación de una clase sobre otra, sino de un tipo de represión sexual sobre la libertad de la líbido.
La Asociación de Psicoanálisis Social creada por Reich llevó el psicoanálisis a la clase obrera. Freud mismo había escrito que "la terapia psicoanalítica no era alcanzable para los pobres" debido a sus altos costos.
Sin embargo, la llegada de Reich a EE.UU. hizo que cambiara el objeto de sus investigaciones. Por de pronto se sintió atraido por los OVNIS y por un espacio poco claro entre la mística y la sexualidad. Algunos de los rasgos de su personalidad en los últimos años de su vida demuestran desequilibrios psíquicos profundos.
Reich en los últimos 15 años de su vida desarrolló toda una teoría sobre los OVNIS; sus herederos han preferido cubrir un tupido velo sobre la última etapa de evolución de su pensamiento, especialmente entre 1942 y 1957. De todas formas existen artículos y rastros que permiten reconstruirlo.
Al llegar a EEUU Reich se radicó en Maine creando la comunidad que llamó "Orgonon". luego veremos el porqué del nombre. Todo se inició en 1952 cuando algunos miembros de la comunidad afirmaron haber visto "platillos volantes". Poco a poco fue obsesionándose con la idea de la presencia de naves extraterrestres que supuestamente observaban a la comunidad de "Orgonon". El las llamaba "EA" iniciales de las palabras "Energía" y "Alpha"; sus tripulantes eran llamados CORE, siglas de "Cosmic Orgone Engineering".
Llegó a obsesionarse con la idea de que algunas estrellas eran, en realidad, naves extraterrestres situdas sobre la comunidad de "Orgonon" para vigilarla; construyo un "cloudbuster", más adelante denominado "cañón espacial", que disiparía la energía orgónica negativa -DOR- liberada por las naves extraterretres y causante de las enfermedades del hombre. Estaba convencido que gracias a este instrumento había logrado debilitar algunas "luces azules" estacionadas sobre Orgonon.
Por lo demás la presencia de naves extraterrestes en nuestro planeta estaría dictada por su necesidad de cargarse aquí de energía orgónica positiva (OR) y desprenderse de la negativa (DOR) en forma de polvo negro que provocaría una lluvia y la consiguiente nausea, cianosis y malestar general.
En 1956 es condenado a dos años de cárcel por tráfico ilegal de "acumuladores de energía orgónica" que consideraba el único remedio contra el cáncer... Murió en la penitenciería de Willisburg el 3 de noviembre de 1957. En la última fase de su vida Reich había abandonado la práctica psiquiátrica y proyectaba un nuevo culto basado en el eugenesia y denominado "Hijos del Porvenir"; una parte de sus seguidores renunciaron a sus extravagantes teorías enunciadas tras su llegada a EE.UU., mientras que otros asumieron todos los contenidos, incluidos los ufológicos.
La "teoría orgónica" habla de que una parte del universo está compuesto por "materia orgónica" que se manifiesta en nosotros en el momento de las relaciones sexuales. Contra más acumulación de "orgón" haya, más posibilidad tendremos de llevar una vida equilibrada. De aquí que Reich y discípulos vendieran -y vendan todavía- "acumuladores" de energía orgónica, cuya comercialización fue causa de las desgracias de Reich.
Woody Allen satirizó la imagen de Wilhem Reich en la figura del científico loco de su película "Todo lo que usted quiere saber sobre el sexo y no se atreve a preguntar".
CONCLUSION: EL PSIQUIATRA COMO INVERSION DEL SACERDOTE
Algunos datos elegidos al azar sobre la historia del psicoanálisis son escalofriantes. Los primeros psiquiatras no dudaban que una de las causas principales de la locura era la masturbación. Rush, uno de los fundadores de la psiquiatría norteamericana, utilizaba un sillón giratorio como instrumento terapéutico para "descongestionar la sangre en el cerebro". Es significativo que más del 50% de los pacientes que utilizan el psicoanálisis, abandonen el tratamiento prematuramente: no solo los altos costos de las sesiones les inducen a ello, sino también el no experimentar mejoría alguna. El profesor Hans J. Eysenck, despues de examinar 10.000 expedientes de enfermos mentales que pasaron por la consulta de algún psicoanalista, debió reconocer que no había !absolutamente ninguna prueba de que mejorasen tras el tratamiento! En efecto, la proporción de curaciones era la misma que la que se daba entre los mismos enfermos que habían sanado expontáneamente, sin ayuda de la terapia.
Para colmo, los principales usuarios de la terapia psicoanalítica en Inglaterra son, en un 50% personas relacionadas con el ambiente psicoanalítico, tales como otros psiquiatras, sus enfermeros, ayudantes y sus familiares, es decir gente que "necesita creer" en el psicoanálisis porque de él dependen sus ingresos y su vida cotidiana. En universidades españolas en donde algunas cátedras vitalicias están ocupadas por psiquiatras freudianos y se sigue enseñando freudismo cuándo las nuevas corrientes psiquiátricas lo han sumergido de forma total y para siempre.
El famoso psicoanalista Cesare Musatti, italiano de origen judío, en su libro "Todos somos neuróticos" -título, por lo demás, abusivo- a la pregunta de "Pero usted )le promete al paciente que lo curará?", responde ")Yo? (Ni hablar! Sería un imperdonable eror técnico..." y luego pasa a aceptar la similitud entre el psiquiatra y el sacerdote. En otra parte del libro describe sus propios ataques de paranoia y hacia el final nos cuenta el caso de un psiquiatra milanés que había creado una asociación para atender a los suicidas frustrados. Un buen día, sin motivo aparente, se tiró por la ventana y murió en el acto...
Todo esto contribuye a reforzar la sensación, subjetiva, si se quiere, pero no por ello menos sentida, de que el psiquiatra al estar en contacto con la locura, más que cualquier otra profesión, termina sucumbiendo a la locura, al igual que el bombero tiene más posibilidades de resultar quemado que un vendedor de barquillos.
Se suele considerar que el psiquiatra ha sustituido al confesor, al sacerdote y director espiritual, en su tarea de "escuchar".
Existe cierta similitud entre una y otra actividad, pero solo a costa de realizar algunas precisiones.
El sacerdote no deja ver su rostro en la penumbra del confesionario; el paciente tampoco puede ver a su psicoanalista situado tras el canapé; pero a partir de aquí todo son divergencias: el psiquiatra apenas habla, solo lo suficiente para aclarar algún aspecto de la exposición del paciente, el sacerdote, por el contrario, aconseja, reflexiona, indica el camino a seguir, en absoluto permanece pasivo; no es solo confesor, es también "director espiritual"; no apela al subconsciente, sino a un estadio más profundo de la personalidad, al Alma.
El sacerdote es un mediador -en la palabra "pontífice", pontifex, hacedor de puentes se evidencia más todavía este carácter- entre el sujeto y el dios: le enseña el camino a seguir para transcender del mundo físico al metafísico; el psicoanalista busca solo la salud mental del paciente, no le preocupa su alma y, de hecho, ni siquiera cree que exista. Y así sucesivamente...
Entre el psiquiatra y el sacerdote, existe cierta relación: uno es el reflejo especular del otro; y si bien, en toda imagen reflejada podemos encontrar similitud, una será la inversión de la otra. El psiquiatra es la inversión del sacerdote, como lo sagrado lo es de lo profano. La simbología tradicional considera a Satanás como "el mico de Dios", esto es, el imitador por excelencia. Pues bien, algo de todo esto hay en el freudismo.
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