Lo que buscaban los nazis en el Himalaya...
Ninguna expedición de la Ahnenerbe ha dado tanto que hablar como la que emprendieron, antes del inicio de la guerra mundial, un grupo de cinco investigadores alemanes acompañados por 20 voluntarios de las SS. Para algunos presuntos "especialistas" del esoterismo no habría duda de que las SS iban en busca de un contacto con el "Rey del Mundo", otros pretenden que indagaban sobre la "puerta secreta que abría la ruta de Agartha"...
¿OBJETIVO ARQUEOLOGICO O ESOTERICO?
La expedición en cuestión parece ser que también llamó la atención de las autoridades aliadas que en el proceso de Nuremberg inquirieron en varias ocasiones sobre este asunto. Poco pudieron aclarar.
Realizada en el marco de las actividades de la Ahnenerbe, estuvo dirigida por el Standartenfhürer Schaeffer y, según han escrito algunos investigadores, se trataba de "estudiar los orígenes de la raza nórdica". El mismo Julius Evola que conoció perfectamente los entramados esotéricos de la periferia del nazismo, albergó una pobre idea de tal expedición. Escribe: "Las SS organizaron una expedición al Tíbet, con fines alpinistas y etnológicos, y una expedición a la Antártida, con fines, según parece, de exploración y también para estudiar la eventual creación de bases militares. Según interpretaciones fantasiosas, la primera expedición habría buscado una relación con un centro secreto de la Tradición, la otra habría tendido a un contacto con la Thule hiperbórea oculta".
Evola se refiere a la expedición al Polo Sur que ha desatado la imaginación calenturienta de algunos escritores; tal expedición va siempre unida a la teoría presuntamente defendida por los nazis, según la cual la tierra sería un planeta hueco y nosotros habitaríamos en el interior... En los documentos oficiales del régimen y en aquellos trabajos investigativos realizados con seriedad, jamás se encuentra alusión alguna sobre esta supuesta creencia nazi. Los nazis podían ser fanáticos, racistas, irracionalistas, pero no eran unos cretinos.
Sin embargo, por lo que se refiere a la expedición al Tíbet las cosas son sensiblemente diferentes y la explicación se nos antoja menos simple de lo que cree Evola.
En la expedición al Tíbet existía un interés arqueológico y antropológico, pero no olvidemos que parte de las actividades de la Ahnenerbe se centraban en el estudio de las leyendas y las tradiciones y un desplazamiento de cinco científicos SS al Tíbet, secundados por una escolta, solamente podía estar interesada en los mitos y las leyendas tibetanos, el más importante de los cuales el relativo al "Rey del Mundo", el "chakravarti" o "Señor de la Rueda". Quince años antes de la expedición, un occidental llevado por las peripecias de la revolución rusa, Ferdinand Ossendowsky, narraba sus aventuras en un libro notable titulado "Bestias, Hombres y dioses", en el que hacía referencia explícita al Rey del Mundo y certificando que el Barón Unger Khan von Stemberg había recibido a los emisarios del mismo y asegurando que el Dalai Lama tenía contactos similares. Podemos interpolar aquí el dato recogido personalmente en las proximidades de una comunidad budista europea cuyo instructor, un lama tibetano ya fallecido y suficientemente conocido en medios budistas occidentales, estaba en posesión de una flor de Shambala. ?A dónde nos lleva todo esto? a demostrar que en el Tíbet era en donde la tradición del Rey del Mundo estaba más viva, o lo que equivale a decir, que la tradición tibetana estaba en condiciones de renovar los contactos de Occidente con ese centro supremo, oculto desde finales de la Edad Media (cuando se produjeron los últimos ecos de la leyenda del Preste Juan y los Rosacruces se retiraron hacia el Este).
EL BUDISMO EN ALEMANIA
Por lo demás en la Alemania de las entreguerras el budismo no era una excentricidad, ni algo desconocido: desde 1924 existía en Berlín el grupo budista practicante de Paul Dalke.
Por esas mismas fechas Heinrich Walter comparaba el Vedanta a la obra de meister Eckhart en un trabajo aparecido en 1928. Walter, colaborador de Otmar Spann, era alemán de los Sudetes. Unos años antes, en 1921, se habían leido y comentado abundantemente el libro de la tradición tibetana "El camino hacia Shamballa", editado en Berlín.
También por esas fechas, Karl Friedrich von Dürkheim, hoy mundialmente conocido por sus libro sobre budismo, zen y meditación para occidentales, combatía en los cuerpos francos del Báltico cuando ya conocía suficientemente el budismo, mientras que Eugen Herrigel y su esposa, autores respectivamente de "El Zen en el Tiro con Arco" y "El camino de las flores", preparaban las maletas para viajar al Japón. Años después, un judío, Gerson Schonen, recordaría que Herrigel estuvo afiliado al NSDAP... Las doctrinas budistas estaban vivas y actuantes en la Alemania pre-hitleriana y, de una forma u otra, influyeron en el movimiento y en algunas de sus orientaciones posteriores; nos estamos refiriendo a los trabajos de la Ahnenerbe.
EL NAZISMO MIRABA A ASIA
A la Ahnenerbe fueron a parar los más brillantes investigadores e intelectuales alemanes que decidieron colaborar con el régimen nacional- socialista, hemos visto como buena parte de ellos estaba familiariazado con las doctrinas budistas y como éste no era desconocido en el período de Weimar.
La temática estudiada por ciertos departamentos de la Ahnenerbe forzosamente debió llevarles a una conclusión: mientras la Tradición estaba muerta en Europa y solamente se conservaban de ella vestigios antropológicos y arqueológicos, seguía viva en Oriente y en ningún lugar más viva que en el Tíbet.
Cualquier estudiante de primeros cursos de antropología es capaz de advertir sorprendentes similitudes entre las más viejas leyendas nórdicas y las creencias que todavía hoy se mantienen en el Tíbet, una de ellas la existencia real del "chakravarti", el "señor de la rueda", presente igualmente en la tradición europea con el nombre de "Rey Pescador" o "Rey del Mundo" (Imperator Mundi). Si se quería realizar una investigación seria sobre estas leyendas europeas forzosamente había que desplazarse allí en donde estaban más vivas.
Pero esto no es todo. Savitri Devi -neo-nazi europea casada con un brahman- recuerda que no fue solamente esta expedición al Tíbet la que realizaron los científicos nazis a extremo-oriente. También multiplicaron, nos cuenta, sus contactos en la India con los representantes de las altas castas, contactos en los cuales su propio esposo tuvo un papel preponderante, a través del embajador von Slazman.
Savitri Devi en "Recuerdos de una aria" escribe: "... la aspiración de Hitler era renovar el contacto con la tradición a la que la India era fiel".
La cuestión es esta:?acaso un sector del régimen nazi (las SS) tuvo la pretensión de alcanzar una legitimación que fuera más allá de la popular y plebiscitaria? ?acaso esos mismos sectores buscaban la legitimación del "Rey del Mundo"? o dicho de otra forma: conscientes de que la tradición aria se había perdido en occidente, ?fueron al Tíbet a intentar injertar en el tronco seco de la tradición occidental la savia viva que todavía existía en el lejano oriente? ?Es posible?
EN BUSCA DEL RITUAL DEL TANTRA DE KALACHAKRA
Sobre la expedición al Tíbet se han difundido versiones manifiestamente falsas. Se ha dicho que Himmler, antes de partir para la expedición, recibió a su jefe, indicándole qué es lo que "debía encontrar". Se decía que era una piedra con la svástica originaria grabada que debía ofrecer como regalo al Fuhrer. Se ha escrito también que esta piedra habría sido requisada por los soviéticos y yacería en un ignoto museo de Moscú. Se ha dicho igualmente que Schaeffer trajo para el fuhrer un documento de singular valor que éste habría colocado en una habitación cerrada y sin ventanas en el bunker de Rastemburgo, en la sala donde supuestamente meditaría. Dicho documento no era otra cosa que un pergamino en el que el Dalai Lama habría firmado un tratado de amistad con la Alemania nazi y reconocía en Hitler al jefe de los arios. Es posible que Schaeffer trajera un documento de ese estilo aunque sería imposible conocer el valor que le atribuía cada parte: declaración de principios o documento de compromiso sin otro valor que el diplomático.
También ha circulado el rumor propalado por los esoteristas menos avisados, según el cual el fuhrer habría recibido a un "lama de guantes verdes" enviado desde el Agartha. Pero todo ello no puede sino incluirse en el capítulo de las hipótesis manifiestamente fantasiosas.
Lo que sí esta fuera de toda duda es que la expedición al Tíbet tuvo efecto y en los medios de la Ahnenerbe se le dió mucha importancia, al igual que entre los aliados.
De todo lo que trajo Schaeffer a su regreso a Alemania una cosa merece destacar se sobre cualquier otra: el ritual del Tantra de Kalachakra y un dossier exhaustivo sobre esta iniciación tántrica... el primer material documental que llegó a Occidente sobre este tema.
?Qué importancia puede tener este ritual? El Tantra de Kalachakra y su iniciación no es una más de entre el florido conjunto del budismo tibetamo. Es la "iniciación suprema", la que "asegura el renacimiento en Shambala" justo en el momento de la batalla final contra las fuerzas del Mal. Un tema parecido se encuentra en la mitología germánica en el episodio del Rakna-rök: Odín se pone al frente de sus huestes compuestas por las almas de los más heróicos guerreros caídos en el campo de batalla y marcha con ellos hacia la batalla final.
Lo realmente sorprendente en el caso del Tantra de Kalachakra es que tratándose de la inicación suprema del budismo tántrico, puede ser administrada a cualquiera aunque no haya sido iniciado previamente en esta escuela tradicional: es una iniciación para profanos. Pero esto no es todo, se trata de una iniciación propia de la casta guerra. Está íntimamente unido a la leyenda de Gesar de Ling.
Un lama tibetano, Chögyam Trungpa, nos lo explica: "Gesar de Ling vivió aproximadamente en el siglo XI y fue el rey de la provincia de Ling, al Este del Tíbet. Al término de su reinado, los relatos y leyendas sobre sus logros en cuanto guerrero y gobernante se difundieron por todo el Tíbet y terminaron por ser la epopeya más importante de la literatura tibetana. Algunas leyendas afirman que Gesar de Ling retornará, viniendo de Shambala, al mando de un ejército para someter a las fuerzas de la oscuridad en el mundo". En todo Occidente la misma leyenda se repite: la de un rey -el "rey perdido"- que se ha ocultado en las entrañas de la tierra o en lo alto de una montaña, en cualquier caso, en un lugar inaccesible, solo regresará el día de la lucha final para ponerse al frente de sus huestes. En el caso de Gesar de Ling se habría ocultado en Shambala.
Sigue Trumgpa Rimpoche: "Entre los tibetanos existe la creencia popular de que aun es posible llegar al reino de Shambhala, oculto en algún valle remoto en un rincón de los Himalayas. Hay también cierto número de textos budistas que dan instrucciones, detalladas, pero oscuras, sobre cómo llegar a Shambala". Para Trumgpa Rimpoche, Shambala existe realmente, no se trata de un país imaginario o de una mera leyenda moralizadora. Un amigo inglés de Rimpoché cuenta como en estado de meditación profunda el lama podía ver la geografía de Shamballa en un espejo. En el verano de 1979 Chögyan Trungpa Rimpoche y Osel Tendzin impartieron un seminario en Colorado con el título "El guerrero de Shamballa".
Las SS, una orden guerrera, marcharon al Tíbet en busca de una iniciación guerrera: no de algo que fuera mera literatura o historia marchita, sino realidad operante. Y aunque sea preciso recordar que el nazismo no es "el guenonismo más las divisiones panzer", si es cierto que algunos de los miembros de la Anhenerbe conocían las tesis de Evola y René Guenon, y coincidían con el análisis "tradicionalista" realizado por estos dos pensadores: la tradición es algo vivo y si en un marco geográfico muere o se extingue hay que prender de nuevo el fuego sagrado tomando la llama de otro fuego sagrado aun vivo. Y las SS encontraron este fuego en el Tíbet: identificaron sus ideales guerreros, con las tradiciones relativas al "rey del mundo" y a "Shambala" y se hermanaron con ellas.
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